Iglesia el la Casa

viernes, 11 de diciembre de 2015

Tradición Apostólica: ¿Obsoleta?

Supongamos que una congregación del primer siglo recién plantada en Alejandría, Egipto escribe una carta a los apóstoles en Jerusalén. Imaginemos que esta iglesia esta conformada por creyentes judíos que escucharon el evangelio en una visita a Jerusalén. Ahora, luego que han regresado a sus casas en Egipto, no sabían cómo funcionar como un cuerpo de creyentes del Nuevo Pacto. Así que en su carta incluyeron una serie de preguntas acerca de la vida de iglesia:
“Queridos apóstoles…
¿Por qué nos reunimos todos como pueblo de Dios?
¿Qué deberíamos hacer en nuestras reuniones?
¿Qué tan frecuentemente nos deberíamos reunir?
¿Es importante el lugar donde nos reunamos?
¿Deberíamos edificar un templo como en Jerusalén? ¿O al menos una sinagoga?
¿Qué tipo de gobierno deberíamos tener en la iglesia?
¿Qué deberíamos buscar en los líderes de iglesia?
¿En realidad necesitamos líderes?
¿Cuál es el propósito de la Cena del Señor?
¿Con qué frecuencia deberíamos comerla? (¿Anualmente, como la Pascua?)
¿Deberíamos comer la Cena del Señor como una comida normal o un ritual simbólico?”
¿Cómo cree usted que los apóstoles hubieran respondido? ¿Hubieran escrito que cada iglesia es libre de hacer lo que quiera? ¿Que cada grupo debería orar independientemente y seguir la guía del Espíritu Santo? ¿Que cada congregación debe ser única y diferente, libre de la influencia apostólica? O al contrario, ¿podrían haber respondido con instrucciones muy específicas para la vida de la iglesia? ¿Con una forma en particular de hacer las cosas? ¿Con una agenda definida? ¿Con lineamientos congregacionales inequívocos?
A este mismo asunto se han enfrentado los creyentes por los últimos dos mil años. ¿Cómo exactamente tiene que ver la iglesia de hoy los patrones neo-testamentarios de práctica de iglesia? ¿Cómo obsoletos? ¿Es la práctica de la iglesia primitiva, simplemente opcional, o es imperativa para nosotros? ¿Son las tradiciones de los apóstoles simplemente historias interesantes o deben constituir algún tipo de norma en la práctica de la iglesia?
El problema de la iglesia se ha acrecentado, porque el Nuevo Testamento no tiene prácticamente nada que decir en forma de mandato directo concerniente a los asuntos de la iglesia. Por lo tanto, ha sido común para los creyentes descartar los patrones neo-testamentarios para la práctica de la iglesia como opcionales. Por ejemplo afirman, Fee y Stuart, en How To Read The Bible For All Its Worth [‘Cómo leer la Biblia por todo lo que vale la pena’]: “Nuestra presunción, junto a la de muchos otros, es que a menos que la Palabra de Dios explícitamente nos diga que debemos hacer algo, lo que esta meramente narrado o descrito nunca puede funcionar de forma normativa.”[1] Nadie, por ejemplo, apelaría a seguir el trágico ejemplo de Jefté en Jueces 11:29ss. La pregunta para nosotros es si la Palabra explícitamente nos dice o no, que debemos copiar los patrones para la práctica eclesial descritos en el Nuevo Testamento.
La mayoría de iglesias todavía siguen algunos patrones del Nuevo Testamento. Nuestra pregunta es: ¿Por qué no seguirlos todos? Este libro argumenta por la consistencia. Los apóstoles tenían una manera muy definida y particular en la que organizaron las iglesias. Estamos convencidos de que su intención era, que todas las congregaciones siguieran las mismas tradiciones apostólicas, mientras la iglesias siguieran existiendo.
Hay ciertas cosas en las que todas las iglesias verdaderas se enfocan, sin importar si son Metodistas, Presbiterianos, Bautistas, Pentecostales, Anglicanos o lo que sea. El profesor de historia eclesial de la Universidad de Oxford, Stanley Greensdale, afirmó que ‘la iglesia existe para promover la adoración a Dios, la vida interior del espíritu, la evangelización del mundo y el moldeamiento de la sociedad de acuerdo a la voluntad de Dios.’[2] Nuestra propuesta es que los apóstoles conocían el mejor contexto en el cual alcanzar estos objetivos, y a propósito estamparon el mismo para nosotros en las iglesias que ellos establecieron.
Atenerse a las tradiciones apostólicas es lógico
En 1. Cor. 4:14-17 leemos que Pablo planeó enviar a Timoteo a Corinto. Timoteo debía recordarle a los Corintios sobre el estilo de vida de Pablo, para que estos le pudieran imitar. El contexto inmediato concierne a la fidelidad de Pablo en el servicio y su humildad como apóstol. Por eso Pablo escribió, “os ruego que me imitéis. Por esto mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual os recordará mi proceder en Cristo, de la manera que enseño en todas partes y en todas las iglesias.”
Notemos la uniformidad de la práctica reflejada en las palabras de Pablo. Su forma de vida en Cristo era consistente con lo que enseñaba en todas partes y en cada iglesia. Había integridad. Había tradiciones de estilo de vida que nacieron de las enseñanzas de Pablo. Lo que él creía determinaba su comportamiento. Su doctrina naturalmente determinaba su trabajo. De manera similar, lo que los apóstoles creían con respecto a la función de la iglesia, de seguro habría afectado la manera cómo las organizaron (la forma precede a la función). Aunque la importación directa de 1. Corintios 4 está muy lejos de la práctica de la iglesia, imitar los caminos de los apóstoles con respecto a la vida eclesial, parecería ser una sabia decisión para cada comunidad.
Si alguien realmente entendió el propósito de la iglesia, seguramente fueron los apóstoles originales. Ellos fueron escogidos uno por uno y entrenados personalmente por Jesús por tres años. Después de Su resurrección, nuestro Señor se apareció a ellos por un periodo de unos cuarenta días (He. 1:3). Finalmente, Jesús les envió el Espíritu Santo para que les enseñara cosas que Jesús no les había enseñado antes (Jn. 14-16). Por eso, lo que sea que Jesús le enseñó a Sus apóstoles acerca de la iglesia, fue reflejado naturalmente en la manera como ellos subsecuentemente establecieron y organizaron las iglesias.
En Tito 1:5, un pasaje que tiene que ver directamente con la práctica eclesial, Pablo escribió, “por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo inconcluso.” Tito 1 tiene que ver con el establecimiento de ancianos calificados en cada ciudad. Es evidente de este pasaje, que los apóstoles realmente tenían una manera definida en la que querían que las cosas fueran hechas con respecto a la iglesia. No se dejaba en cada asamblea individual el encontrar su propia manera de hacer las cosas. Había obviamente algún tipo de orden, patrón o tradición, que se seguía en la organización de las iglesias. Similarmente, en 1. Cor. 11:34, (un pasaje sobre la práctica de la Cena del Señor, otro de los temas de la vida eclesial), Pablo escribió, “las demás cosas las pondré en orden cuando yo fuere” (RV, itálicas del autor).
El teólogo de la Iglesia Bautista del Sur J. L. Daga astutamente escribió en 1858 que los apóstoles “nos han enseñado con su ejemplo a cómo organizar y gobernar las iglesias. No tenemos derecho a rechazar su instrucción y capciosamente insistir en que nada debiera unirnos excepto los mandatos positivos. En lugar de escoger caminar en un camino de nuestras propias elaboraciones, deberíamos deleitarnos en caminar en las huellas de aquellos hombres santos de los cuales recibimos la palabra de vida… el respeto al Espíritu por medio del cual ellos fueron guiados, debería inducirnos a preferir sus formas de organización y gobierno, frente a aquellas que nuestra sabiduría inferior podría sugerir.”[3]
Mantener la tradición apostólica es elogiable
En 1. Cor. 10:31 – 11:1 Pablo nuevamente le ruega a los Corintios, “sigan mi ejemplo, como yo sigo el ejemplo de Cristo.” El contexto relacionado tiene que ver con buscar el bien de otros, así como glorificar a Dios y traerlos a la salvación (10:31 – 11:1). La palabra “imitar” (1. Cor. 11:1) proviene de mimatai, raíz de nuestra palabra “mímica.” Pablo quería que los creyentes de Corinto le imitaran a él en ese sentido. Aparentemente estaban haciéndolo bien en imitarle a él también en otros asuntos, ya que Pablo afirma en el versículo siguiente, “Os alabo porque en todo os acordáis de mí y guardáis las tradiciones con firmeza, tal como yo os las entregué” (11:2, BdLA).
¿Qué es una tradición? La palabra común en el griego para “enseñar” es didaskalia (la raíz de “didáctico”), pero significativamente esa no es la palabra usada aquí. En cambio se usa la palabra paradosis(tradición). Gordon Fee destaca que aunque paradosis era un término técnico en el judaísmo para la transmisión oral de enseñanzas religiosas, en este contexto es muy seguro que no se refiere a enseñanzas, sino más bien a tradiciones religiosas relacionadas con la adoración.[4] La palabra griega fundamentalmente significa, “aquello que es transmitido.”[5] Aquello que podía haber sido transmitido, podía ser cualquier cosa: costumbres, enseñanzas, o incluso una persona (en el sentido de traición o arresto).[6] Esta misma palabra griega (en forma de verbo) es usada en 1. Cor. 11:23 en relación a la teología y práctica de la Cena del Señor (que era transmitida). En el uso del inglés, una tradición es generalmente interpretada como una costumbre o una manera específica de hacer las cosas. Es un patrón heredado de pensamiento o acción. Una definición popular podría ser, “cosas que la gente hace de manera regular.” Por lo tanto, una tradición es algo que se pasa o es transmitido (bien sea por medio del ejemplo o por enseñanza explicita). Aquí en 1. Corintios 11, vemos a un apóstol alabando a una iglesia por mantenerse en sus tradiciones con respecto a la adoración.
Considere la palabra “todo” de acuerdo a como Pablo la usa en 1. Corintios 11:2. Significa “todo lo que existe” o por lo menos “todo lo que concierne a un tema”. Cuando Pablo escribió “todo” (1. Cor. 11:2), ¿qué temas tenía él en mente? Su uso de la palabra “todo” ciertamente sugiere que la intención aplicativa de Pablo va más allá de solo la exhortación que encontramos en 1. Cor. 10:31 – 11:1 (evangelismo). ¿Podría “todo” también haber incluido el orden eclesial? De hecho así era. La alabanza de Pablo en 11:2 señaliza el comienzo de un nuevo tema: el recubrimiento de la cabeza (11:3-16). Este nuevo tema claramente se encuentra dentro del área de la práctica eclesial. (No está dentro del alcance de este capítulo tratar la correcta aplicación de este pasaje del recubrimiento de la cabeza, pero lo que sea que fuera apropiado para la iglesia en ese entonces, sigue siendo válido para nosotros hoy).
¿Qué indican las palabras “tal como” (11:2) acerca de la extensión de su conformidad con las tradiciones de Pablo? Se adhieren a cada ápice; ¡fue una especie de efecto de fotocopia! Ellos no estuvieron en un ‘si pero no’ con respecto al tema. Pablo los elogia por mantenerse a sus tradiciones, tal y como él se las había transmitido a ellos. Evidentemente los apóstoles diseñaron para las iglesias, que estas imitaran exactamente por lo menos algunas de las tradiciones que ellos habían establecido (aquí, el recubrimiento de las cabezas). Sin embargo, la palabra “tradiciones” se encuentra en plural. Pablo aparentemente tenía en mente más de una tradición de recubrimiento de la cabeza.[7] ¿Debemos enfocar nuestra observancia solamente en esta tradición, o debemos más bien seguirtodos los patrones para la organización eclesial que se observan en las páginas del Nuevo Testamento?
La legislación mosaica era paradigmática por naturaleza. Era jurisprudencia. Apenas unos pocos, ejemplos legales fueron escritos por Moisés. Se esperaba del creyente que aplicara dicha jurisprudencia en otras áreas de vida no mencionadas específicamente. Por ejemplo, debían dejar las esquinas de los campos de trigo sin cosechar para que esto quedara para que los pobres lo recogieran y comieran. Nada decía de los cultivos de olivo. ¿Significa esto entonces que solamente el cultivador de trigo tenía la carga de alimentar a los pobres, pero que quien tenía un cultivo de olivos podía cultivar hasta el último resto de olivas? Ciertamente no. Cada cultivador, sin importar el tipo de cultivo, debía dejar una porción similar de su cultivo para atender las necesidades de los pobres. Similarmente, argumentamos, que la adherencia a las tradiciones apostólicas es paradigmática por naturaleza. Si observamos que los apóstoles se agradaban cuando las iglesias seguían tradiciones específicas (como el recubrimiento de la cabeza), entonces se espera de nosotros que apliquemos ese ejemplo a otros patrones que vemos modelados por los apóstoles en su establecimiento de iglesias.
Una paradoja interesante puede ser observada con respecto a la tradición. La misma palabra (paradosis) usada por Pablo en 1. Corintios 11:2 fue usada también por Jesús en Mateo 15:1-3. Jesús le dijo a los fariseos, “¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?” Jesús condenaba la tradición de los fariseos, pero Pablo bendecía a los Corintios por seguir la tradición de un apóstol. La tradición farisaica quebrantaba el mandamiento de Dios. La tradición apostólica, sin embargo, es consistente con los mandamientos de Jesús. Atenerse a las tradiciones de los apóstoles es por lo tanto elogiable, como lo demuestra el elogio de Pablo a los Corintios (11:2). Debemos ser cuidadosos en no desarrollar nuestras propias tradiciones eclesiales, que pudieran actualmente inhibir nuestra habilidad de obedecer las ordenanzas de nuestro Señor. También se debe tener cuidado en no desarrollar tradiciones que reemplacen las tradiciones originales de los apóstoles.
Mantener la tradición apostólica debe ser universal
Pablo calló a aquellos que se inclinaban a contender con respecto al recubrimiento de la cabeza al apelar a la práctica universal de todas las otras iglesias: “si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios” (1. Cor. 11:16). Esta última declaración debía ganarse a los que contendían y resolver cualquier argumento. El punto es que Pablo esperaba que todas las iglesias hicieran las mismas cosas. Ya darse cuenta que alguna era diferente, fue argumento suficiente para silenciar a la oposición. Obviamente, un énfasis previo había sido dado a ciertas prácticas que se suponía debían ser hechas de la misma manera en todo lugar. Así, 1. Cor. 11:16 indica una uniformidad de práctica en todas las iglesias del Nuevo Testamento.
En 1. Cor. 14:33b-34 (otro pasaje sobre la práctica eclesial), Pablo menciona algo más que debía ser realidad universalmente: “Como entodas las iglesias de los santos, vuestras mujeres callen en lascongregaciones” (itálicas del autor). Sin tener en cuenta la aplicación correcta de este versículo, notemos cómo Pablo apela una vez más a un patrón universal que existía en todas las iglesias como base para la obediencia.
Finalmente, notemos cómo Pablo reprendió a los Corintios en 1. Cor. 14:36, “¿Acaso ha salido de vosotros la Palabra de Dios, o solo ha vosotros ha llegado?” La respuesta obvia a ambas preguntas es no. Esto igualmente indica una uniformidad de práctica entre las iglesias del Nuevo Testamento. Los Corintios estaban tentados a hacer algo diferente de lo que todas las iglesias estaban haciendo. Evidentemente se esperaba que todas las iglesias siguieran los mismos patrones en sus reuniones. Estas dos preguntas estaban diseñadas para mantener a los Corintios en línea con la práctica de todas las iglesias. Atenerse a las tradiciones apostólicas (los patrones eclesiales del Nuevo Testamento) debía ser universal en el primer siglo, y nosotros argumentamos, que también para el día de hoy.
El pionero de las iglesias en casa chinas, Watchmann Nee, escribió en The Church And The Work: Rethinking The Work [La Iglesia y la Obra: Repensando la Obra], “Hechos es el ‘Génesis’ de la historia de la iglesia, y la Iglesia en el tiempo de Pablo es el ‘Génesis’ de la obra del Espíritu… Debemos retornar al ‘principio’. Solo lo que Dios ha expuesto para nuestro ejemplo al principio, es la voluntad eterna de Dios. Es el estándar divino y nuestro patrón para todos los tiempos… Dios ha revelado Su voluntad, no solo dando órdenes, sino al definir que ciertas cosas sean hechas en Su iglesia, para que en los tiempos venideros otros sencillamente vean el patrón y sepan Su voluntad.”[8]
Mantener la tradición apostólica trae consigo la pacífica presencia de Dios
“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios con toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Fil. 4:4-7). El punto principal de Filipenses 4:4-7 es que al regocijarse en el Señor podemos recibir la paz de Dios, sin importar las circunstancias.
En el siguiente párrafo (Fil. 4:8-9), la iglesia de Filipo recibe la receta de cómo tener al Dios de paz con ellos. Por extensión, esto también puede ser verdad para nuestras iglesias. Pablo escribió, “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.”
Los filipenses fueron instruidos a poner en práctica todo lo que habían aprendido, recibido, oído o visto en Pablo (Fil. 4:9). La aplicación primordial en el contexto tenía que ver con imitar la humildad de Cristo, poniendo a los demás primero y regocijándose en el Señor. Por extensión, ¿no podría este todo también incluir la manera como vemos en el Nuevo Testamento que Pablo organizó a las iglesias? Es muy claro en la Escritura cómo los apóstoles establecieron la iglesia primitiva. Ignorar la tradición apostólica en esta área podría ser igualmente ignorar parte de la bendición de Dios. ¿Puede ser que aquellas comunidades, que también siguen las prácticas eclesiales apostólicas, gocen mucho más de la pacífica presencia de Dios?
Mantener la tradición apostólica es un mandato
En 2. Tesalonicenses 2:15, se instruyó a la iglesia en Tesalónica, a que “sigan firmes y no se olviden de las tradiciones que les hemos enseñado personalmente y por carta” (BdLA). Aquí a los Tesalonicenses se les manda específicamente a mantenerse en las tradiciones (paradosis) de los apóstoles, ya sea que las recibieran de manera oral o escrita. Los Doce no están aquí hoy para enseñarnos personalmente, oralmente, qué hacer. Sin embargo, sí tenemos cartas que recogen sus tradiciones (el Nuevo Testamento). El contexto general de 2 Tesalonicenses 2 se refiere a los eventos de los últimos tiempos, no a la práctica eclesial. Sin embargo, la palabra “tradiciones” (2:15) está en plural; el autor tenía más en mente, que solo su enseñanza tradicional sobre la segunda venida. ¿No aplicaría esto también, en principio, a sus tradiciones con respecto al orden eclesial, cómo era mostrado en el Nuevo Testamento?
Interesantemente, en vez de “tradiciones” la NVI traduce esto como “enseñanzas”. Esto puede ser porque una tradición (paradosis) puede incluir una enseñanza (didaskalia), y el contexto inmediato se refería a la tradición oral de los apóstoles sobre los últimos tiempos (2. Tes. 2:1-12). Sin embargo, muchas otras versiones de la Biblia lo traducen como “tradiciones”, lo cual es también una traducción válida deparadosis. La introducción de varios pasajes sobre “tradiciones” como este, es algo con lo que hay que lidiar. Muchos creyentes piensan, que mientras las tradiciones apostólicas pueden ser interesantes, seguirlas nunca ha sido un mandato. Pero, ¿qué es lo que 2. Tesalonicenses 2:15 indica? ¿Se ordena o solo se sugiere la adhesión a las tradiciones apostólicas? De manera significativa, está claramente ordenado. No solo debemos adherirnos a las enseñanzas apostólicas, sino también a las tradiciones apostólicas (como exclusivamente han sido reveladas en las páginas de la Escritura). Debemos seguir las tradiciones de los apóstoles, no solo en su teología, sino también en su práctica.
Una actitud similar hacia las tradiciones es expresada en 2. Tesalonicenses 3:6-7a, “que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros. Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos.” Aquí el contexto específico se refiere a un trabajo productivo frente a estar desocupado y ocioso. En contexto, esta tradición se refiere más a una práctica que a una doctrina. Los apóstoles claramente querían que las iglesias siguieran sus tradiciones (tanto teológica como prácticamente). ¿Debemos nosotros limitar esas tradiciones bíblicas que seguimos solo a la escatología y los hábitos de trabajo?
Roger Williams, fundador de Rhode Island y de la Primera Iglesia Bautista en las Américas (1600s), es otro ejemplo de un líder cristiano que creía que las iglesias debían esforzarse en seguir lo más cerca posible las formas y ordenanzas del Nuevo Testamento.[9]Esta creencia llevó a Williams a fundar la colonia de Rhode Island sobre el patrón neo-testamentario de una separación entre iglesia y estado.
Consistencia
¿Qué podemos concluir con respecto al interés de Dios de que su iglesia se adhiera a los patrones del Nuevo Testamento para la práctica eclesial? Nos parece a nosotros que cualquier cosa que fuera normativa en la práctica eclesial para todas las iglesias del Nuevo Testamento, debe ser una práctica normativa para las iglesias de hoy. Tal vez eran estos patrones de práctica eclesial los que le dieron a la iglesia primitiva el dinamismo que a la iglesia de hoy en día hace tanto tiempo le hace falta.
Si la Biblia ordena directamente algo, entonces es obvio que sigamos ese mandato. El hecho, es que la Biblia ordena la adherencia a lastradiciones de los apóstoles (2. Tes. 2:15). La pregunta real, por lo tanto, no es, si “¿debemos hacer las cosas de la manera en que fueron hechas en el Nuevo Testamento?” Más bien la pregunta es: “¡¿Por qué querríamos hacer las cosas de alguna otra manera?!”
¿Cuáles son algunas tradiciones apostólicas, obvias y bíblicas para la práctica eclesial que todavía deberían ser seguidas por la iglesia de hoy? (Recuerde, mientras lee a través de ellas, que hay un consenso general en los círculos de eruditos, sin importar la denominación, sobre cómo funcionaba la iglesia primitiva).
1. La Cena del Señor celebrada como una comida completa (1. Cor. 11:17-34), compartida semanalmente (He. 20:7, 1. Cor. 11:17-22), como la razón principal para reunirse cada semana (He. 20:7, 1. Cor. 11:33).
2. Reuniones participativas de iglesia (1. Cor. 14:26, 37, Heb. 10:24-25) con edificación mutua, el animar y la comunión como las metas de la asamblea (He. 2:42, 1. Cor. 14:3-5, 12, 26, Heb. 10:24-25).
3. Gobierno eclesial por consenso: los ancianos lideraban más de esta manera, que iglesias gobernadas por ancianos (Luc. 22:24-27, 1. Ped. 5:1-4). Además el liderazgo de la iglesia debe ser masculino, plural, no jerárquico, formado en la propia iglesia, liderazgo de servicio (1. Tim. 3:1-7).
4. Iglesias del tamaño de una casa, esto es, congregaciones más pequeñas (Ro. 16:5, Col. 4:15, Film. 2), que son uno en actitud con todos los demás creyentes y congregaciones. No hay nada mágico en reunirse en una casa porque sí; es lo que sucede allí lo que importa, y esto sucede mejor en una iglesia más pequeña. La norma del Nuevo Testamento es de muchas micro-iglesias, en vez de unas pocas mega-iglesias.
5. Reuniéndose regularmente en el Día del Señor (Mat. 28:1-7, He. 20:7, 1. Cor. 16:1-4, Apo. 1:9-11), el primer día de la semana, en honor a la resurrección de Jesús.
6. Los niños presentes con sus padres en las reuniones de iglesia (Mat. 19:13-15, Luc. 2:41-50, He. 21.5, Ef. 6:1-3, Col. 4:16). Por ende, iglesias que fortalecen y unen familias, y no las dividen más.
7. Una iglesia basada en la vida de comunidad, que fácilmente puede experimentar la comunión diaria (He. 2:42-47).
8. Reproducción y equipamiento de la iglesia a través del ministerio de obreros itinerantes de la iglesia, tales como apóstoles, profetas, pastores-maestros o evangelistas (Ef. 4:11-13). Estos ministros bien pueden tener grandes reuniones de ministración que apoyan, pero no reemplazan las reuniones regulares, participativas de la iglesia local.
9. Reuniones de ministración regulares específicamente enfocadas en el estudio a profundidad de las Escrituras (He. 2:42, 15:32, 20:7, Ro. 12.7, 1. Tim. 5:17).
Por lo que argumentamos aquí, es consistencia. Muchas iglesias ya siguen algunos de estos patrones, pero no todas. Otra vez nos preguntamos, ¿por qué no? La carga de la explicación debe caer en aquellos que se desvían del patrón neo-testamentario, no sobre aquellos que desean seguirlo. Esta consistencia es especialmente importante, ya que los apóstoles esperaban evidentemente que todas las iglesias siguieran sus tradiciones tal y como éstas les fueron transmitidas (1. Cor. 11:2).
Peligros
Pérdida de vida. ¡Crítico para cualquier desarrollo de vida eclesial es primero tener una vida interior la cual desarrollar! Jesús vino para que tengamos vida, y que la tengamos en abundancia (Jn. 10:10). Una botella de vino no tiene valor sin el vino en ella. Similarmente, la práctica eclesial técnicamente correcta sin el vino del Espíritu, es como un envase vacío. Es madera seca, toda apilada, sin fuego alguno. Jesús es la vid, nosotros los sarmientos. Separados de Jesús no podemos hacer nada (Jn. 15:5). Es capricho, locura, prestarle atención a la perfección externa mientras se descuida aquello que es vital – un caminar diario con el Señor resucitado. Jesús es la realidad; la práctica de iglesia apostólica es la aplicación de esa realidad.
Libertinaje. Una tentación para aquellos que verdaderamente poseen la realidad interna de la vida en Jesús, es tratar su expresión externa como un asunto de libertad. Teniendo lo mayor (el vino), ellos sienten que por si mismos son competentes para decidir en asuntos menores (el odre). Ellos creen que tienen el permiso del Espíritu para hacer con la forma externa lo que les plazca. Estar atado a los caminos de los apóstoles es visto como imitación sin sentido. Una vez que una persona está verdaderamente centrada en Cristo, está supuestamente en libertad de hacer sus propias aplicaciones. Sin embargo, no menos que una autoridad espiritual como Jesús mismo, advirtió que echar vino en el envase equivocado podría llevar a la pérdida del vino (Mat. 9:17). ¿Realmente sabemos mejor que los apóstoles cómo organizar iglesias? Específicamente en referencia a la práctica eclesial, Pablo advirtió, “Si alguno piensa que es profeta o espiritual, reconozca que lo que os escribo es mandamiento del Señor” (1. Cor. 14:37).
Ocasionalmente, creyentes reaccionarán exageradamente ante la sofocante burocracia de algunas iglesias convencionales y se tornaran anarquistas. En su idealismo se vuelven anti-organizacionales. Ellos sienten que lo visible y físico inevitablemente trabaja en contra de lo invisible y espiritual. Esta es una dicotomía errada. Es similar en error a aquellos que reclamaban que Jesús no podía haber sido sin pecado, ya que había nacido de carne, o que si era sin pecado, él no podía haber encarnado. La iglesia del Nuevo Testamento estaba bien organizada, y la fidelidad ante los requerimientos de nuestro Señor, requerirá que nuestras iglesias también se organicen.
Legalismo. ¿Existen excepciones justificables al seguir los patrones del Nuevo Testamento? Nosotros creemos que si. Así como Jesús reveló que el día de reposo (Sabbath) se hizo para el hombre, y no el hombre para el día de reposo, así también los ejemplos que encontramos en el Nuevo Testamento están allí por el bien de la iglesia, y no viceversa. Las personas son más importantes que los patrones. Moisés le dijo a los judíos que debían guardar el Sabbath los sábados; violar ese mandato era una ofensa capital. Sin embargo Jesús dijo que siempre era apropiado hacer bien el día de reposo. Si tu buey cae en un pozo, es aceptable trabajar en el día de reposo a fin de sacar al buey del hoyo. Así es también con los patrones del Nuevo Testamento. Generalmente debemos cumplir con los patrones colocados por los apóstoles. Sin embargo, puede que hayan circunstancias extenuantes que argumenten a favor de no cumplir con alguno de los patrones.
Darryl Erkel, defensor de la renovación eclesial, ha señalado apropiadamente sobre “el peligro de convertir patrones neo-testamentarios distintivos en una forma de legalismo mediante la cual empezamos a menospreciar o a distanciarnos de nuestros hermanos, porque no hacen las cosas de la manera que pensamos deberían ser hechas. Siempre debemos ser cuidados de no dar a otros la impresión de que su iglesia es falsa o de que Dios no puede usar su iglesia, porque no están siguiendo los patrones apostólicos tan de cerca como nosotros. Eso no es más que puro orgullo. Por otro lado, debemos buscar oportunidades para, respetuosamente y con tacto, demostrar que hay una mejor manera – una que es más apropiada para el crecimiento espiritual del pueblo de Dios – ¡porque el funcionamiento de la iglesia neo-testamentaria se alcanza mejor por medio de la forma neo-testamentaria de la iglesia!”
Si la Biblia guarda silencio sobre algo – si no hay ni mandamiento ni patrón para seguir – entonces tenemos la libertad de hacer lo que sea que se ajuste a nosotros (siguiendo la guiánza del Espíritu Santo). No abogamos por una hermenéutica negativa, insistiendo que si una práctica no se encuentra en la Biblia, entonces no podemos hacerla. Más bien promovemos una hermenéutica normativa, insistiendo que nos sujetemos a aquellas prácticas que claramente eran normativas para la iglesia primitiva. Los asuntos de silencio son asuntos de libertad.
El mundo romano ha desaparecido para siempre. Existe una gran diferencia entre atenerse a la tradición apostólica versus copiar sin pensarlo todo lo que se ve en el Nuevo Testamento (calzar sandalias y usar togas, escribir en pergaminos, estudiar con lámparas de aceite, etc.). La clave es enfocarse en la práctica eclesial neo-testamentaria. También debemos cuidarnos de crear patrones de cosas que no son patrones en el Nuevo Testamento. Por ejemplo, la vivencia cristiana de comunidad de Hechos 4 fue un evento de una sola vez para una sola iglesia. Es una opción para los creyentes de cualquier edad, pero ni es un mandato, ni es un patrón escritural.
Comentarios de Conclusión
· Dios guía por medio de patrones bíblicos (tradición) tanto como por preceptos bíblicos (enseñanza).
· Los patrones para la práctica eclesial que se encuentran en el Nuevo Testamento deben ser seguidas de manera general por la iglesia de todos los tiempos.
· La tradición apostólica (como únicamente se encuentra en la Biblia) es perfectamente consistente con la enseñanza apostólica.
· Las más importantes tradiciones para la vida eclesial neo-testamentaria son la celebración semanal de la Cena del Señor como una comida completa de comunión (1. Cor. 11), las reuniones regulares y participativas de iglesia (1. Cor. 14), un gobierno de la iglesia por consenso (guiado, más que gobernado, por los ancianos, Luc. 22:24ss.), e iglesias del tamaño de una sala (Ro. 16:5).
· Seguir los patrones del Nuevo Testamento no significa ciegamente intentar recrear la cultura romana (como usar túnicas, escribir en papiros, encender lámparas de aceite, etc.) El punto aquí, es la práctica eclesial. Debe haber razones obvias detrás de las prácticas que se siguen.
· Seguir los patrones neo-testamentarios no significa que todas las iglesias luzcan exactamente igual. Ciertamente habrá similitudes en lo básico, pero también existe libertad dentro de los límites de la forma.
· Las iglesias caseras bíblicas no están para nada orientadas en programas o en edificios, como lo están muchas iglesias convencionales. Debido a esto, algunos han concluido de manera errada que las iglesias caseras fundamentadas en la Biblia son desorganizadas. La fidelidad a nuestro Señor y a Su Palabra necesariamente resultan en una iglesia que sigue el patrón completo de Dios para Su iglesia. Puede que las iglesias caseras no sean institucionales, pero deben ser organizadas. Seguir con las tradiciones dejadas por los apóstoles significa que las iglesias en casa deben tener líderes establecidos, reuniones regulares y ordenadas, una teología sólida, una disciplina eclesial apropiada y activa, y semanalmente celebraciones de la Cena del Señor.
· Sin Cristo en el centro de todas las cosas, estos patrones se convierten en legalismo y muerte, una forma hueca y vacía (Jn. 15:5). Necesitamos el odre apropiado, pero más importante aún, necesitamos el vino. Ambos tienen su lugar. El uno sin el otro es problemático (Luc. 5:36-38).
¿Recuerda la cita anterior de los profesores Fee y Stuart de que lo que solamente es narrado o descrito nunca puede funcionar de manera normativa? En la segunda edición de su libro, cambiaron algo su afirmación. Ahora se lee, “A menos que la Escritura explícitamente nos diga que debemos hacer algo, lo que es solamente narrado o descrito no funciona de manera normativa – a menos que pueda ser demostrado por otros medios que el autor tenía la intención de que funcionara de esa manera.”[10]Hemos intentado demostrar que los apóstoles de hecho diseñaron para las iglesias que siguieran los patrones que ellos establecieron para el orden eclesial.
Es obvio por sus acciones que la iglesia a través de la historia se ha preocupado muy poco por las tradiciones de la práctica de iglesia establecidas por los apóstoles. La iglesia moderna no solo le ha agregado a la práctica de la iglesia primitiva, sino que en casi cada punto se ha hecho exactamente lo opuesto. En vez de iglesias en casas tenemos edificaciones. En vez de reuniones participativas tenemos servicios de adoración. La Cena del Señor como una comida completa ha sido sustituida por un pequeño ritual. El gobierno eclesial de ancianos liderando por consenso ha sido reemplazado por un gobierno por comando (ancianos dirigiendo). Las tradiciones de los apóstoles han sido hechas obsoletas a favor de las tradiciones de la historia.
¿Por qué es que la mayoría de líderes eclesiales no han adoptado la práctica de la iglesia primitiva? ¿Es porque ellos han estudiado los pasajes presentados aquí y rechazado nuestras aplicaciones? Nuestra propia experiencia ha sido, que se le ha puesto muy poca atención en los seminarios al rol que las tradiciones apostólicas deberían jugar. Sospechamos que muchos pastores simplemente adoptaron las tradiciones históricas heredadas de sus denominaciones. Muchas iglesias hoy en día están firmemente arraigadas en las tradiciones culturales eclesiales que se desarrollaron al final de la era apostólica. En tales casos, está el peligro de nulificar la tradición inspirada de los apóstoles a favor de unas tradiciones más modernas (Mat. 15:1-3).
Hacemos eco con los sentimientos de Jim Elliot, misionero y mártir, quien escribió, “El punto principal está, en si Dios ha revelado o no un patrón universal para la iglesia en el Nuevo Testamento. Si él no lo ha hecho, entonces cualquier cosa sirve, siempre que funcione. Pero estoy convencido que nada tan preciado por el corazón de Cristo como Su Novia, debía haber sido dejado sin instrucciones explícitas sobre su conducta corporal. Más allá, estoy convencido que el siglo 20 para nada ha simulado este patrón en su método de ‘eclesiar’ una comunidad… me incumbe a mi, si Dios tiene un patrón para la iglesia, el encontrar y establecer ese patrón, cueste lo que cueste.”[11]
Steve Atkerson
Preguntas de discusión
1. Suponga que es posible escribirle a los apóstoles originales preguntándoles sobre la vida eclesial. ¿Supone usted que ellos responderían, que ellos esperan de usted que siga su ejemplo con respecto a la práctica eclesial, o le hubieran animado a usted a seguir un camino de su propia elaboración? Explique.
2. ¿Cómo puede el axioma la forma sigue a la función ser aplicado a la manera en que los apóstoles primeramente levantaron y organizaron las iglesias?
3. ¿Qué pasajes en el Nuevo Testamento indican si había una uniformidad básica de la práctica en todas las iglesias del Nuevo Testamento, o si cada una era única y diferente?
4. Jesús criticó a los fariseos por aferrarse a sus tradiciones (Mat. 15), pero Pablo elogió a los Corintios por atenerse a sus tradiciones (1. Cor. 11). ¿Por qué la diferencia?
5. ¿Por qué es importante hacer una distinción entre la tradición apostólica, tal y como se encuentra en el Nuevo Testamento, y la tradición posterior de los padres de la iglesia, como se encuentra en la historia? ¿A cuál debe dársele la preferencia? ¿Por qué?
6. La ley mosaica era paradigmática por naturaleza. ¿Cómo puede el principio paradigmático aplicarse a los mandatos en el Nuevo Testamento de seguir tradiciones apostólicas específicas (2. Tes. 2:15, 3:6)?
7. ¿Cómo podría aplicarse hoy Filipenses 4:9 con respecto a la manera en que Pablo organizo las iglesias?
8. ¿Qué le dio a los apóstoles autoridad para establecer patrones que todas las iglesias están obligadas a seguir? Jn. 13:20, 15:20, He. 1:1-3, 2:42.
9. ¿Cuál es la diferencia entre atenerse a las tradiciones apostólicas y copiar sin pensar todo lo que se ve en el Nuevo Testamento (usar sandalias, escribir en pergaminos, estudiar con lámparas de aceite, vestir túnicas, etc.)?
10. Jesús le lavo los pies a sus discípulos y la iglesia de Jerusalén práctico la vida comunal. ¿Cómo podemos determinar qué debe ser una tradición apostólica y qué no?
11. ¿Cuáles son algunas de las tradiciones apostólicas para la práctica eclesial que son frecuentemente descuidadas hoy en día?
12. ¿Qué debemos hacer con el hecho de que existe un consenso generalizado de los eruditos con respecto a la práctica actual de la iglesia primitiva?
13. ¿Cómo exactamente debe la iglesia de hoy ver los patrones de práctica eclesial del Nuevo Testamento? ¿Son las tradiciones de los apóstoles simplemente historias interesantes o deben constituir algún tipo de normativa de práctica eclesial?
14. Algunos piensan que es una locura tratar de recrear la iglesia ‘primitiva’ del primer siglo, siendo que no era para nada perfecta. Dios esperaba que Su iglesia madurara, creciera más allá de su estado de infancia, dicen ellos. Por encima de todo, los primeros creyentes son vistos como ejemplos de cómo no funcionar como iglesia. Además se argumenta, que es imposible comportarse exactamente como la iglesia del primer siglo, siendo que ya no tenemos a los apóstoles originales con nosotros. ¿Cómo respondería usted a este argumento?
15. ¿Por qué frecuentemente se le da preferencia a la tradición eclesial histórica por encima de la tradición histórica del Nuevo Testamento?
16. ¿La iglesia con la cual usted tiene comunión le pone cuidadosa atención a los patrones del Nuevo Testamento, los ignora prácticamente todos, o selecciona a su gusto qué ejemplos apostólicos deben seguirse? ¿Cómo se siente al respecto?
Nota: La NTRF también ofrece recursos para maestros, para ayudar a dirigir una discusión sobre la vida de la iglesia neo-testamentaria. Pida The Practice of The Early Church: A Theological Workbook (Leader’s Guideen www.NTRF.org.
Qué dulce y terrible es el lugar
¡Qué dulce y terrible es el lugar Con Cristo en las puertas, Mientras que muestra amor eterno La más selecta de sus tiendas! Aquí todo el interior de nuestro Dios
Con suave compasión rueda;
Aquí paz y perdón comprada con sangre
Es alimento para las almas muriendo.
Mientras que todos nuestros corazones y nuestras canciones Se unen a admirar la fiesta, Cada uno de nosotros llora, en lenguas agradecido, Señor, ¿por qué yo fui un invitado? ¿Por qué fui hecho para escuchar tu voz, Y entrar mientras hay espacio; Cuando miles tomaron una decisión desgraciada, Y prefieren morir de hambre que venir? Fue el mismo amor que se extendió en la fiesta Que dulcemente nos impulsó adentro; Si no nos habríamos negado aún a probar, Y perecer en nuestro pecado. ¡Lástima las naciones, o Dios nuestro! Presiona a la tierra a venir; Envía tu Palabra victoriosa al extranjero, Y trae a casa a los extraños. Anhelamos ver a tus iglesias llenas, Que toda la raza elegida Con una sola voz y corazón y el alma, Canten tu gracia redentora.
- Isaac Watts, 1707

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