Iglesia el la Casa

viernes, 11 de diciembre de 2015

El Ministerio del Dar

¿Qué grupo de creyentes esta más capacitado para apoyar plantadores de iglesias y ayudar a los pobres: mil creyentes organizados en una sola iglesia tradicional que se reúne en su propio templo, que tiene su complejo de escuela dominical y un centro de vida familiar (que tiene una cancha de bolos, canchas de tenis y un gimnasio), o mil creyentes divididos en cerca de 50 iglesias en casa con en su mayoría líderes bivocacionales? Un estudio realizado a las congregaciones protestantes de los EEUU reveló que el 82% de ingresos en las iglesias se gasta en edificaciones, staff y programas internos; solo el 18% va para las misiones o el evangelismo[1]. ¡En la iglesia en casa bíblica, esos porcentajes pueden fácilmente ser totalmente contrarios!
Ya que no existe ninguna edificación para sostener, ningún presupuesto que suplir y ninguna canasta de ofrendas que se pasa cada semana, una de las preguntas que más hacen las personas que son nuevas en relación con las iglesias bíblicas en casa es, “¿Qué hacemos con nuestros diezmos y ofrendas?” La respuesta a esto es tanto divertida como liberadora. Primero que todo, Dios ama al dador alegre (2 Cor 9:6-7), ¡y dar a la manera del Nuevo Testamento puede ser muy divertido! Segundo, es liberador en el sentido de que tus recursos para dar son liberados para ser usados en donde más se necesitan: apoyando a los trabajadores de tiempo completo de la iglesia y supliendo para los necesitados.
La iglesia en casa en la que participo raramente recoge una ofrenda. Cada familia es animada a que ponga a un lado un porcentaje del sueldo que ganan para su propio y especial fondo de dádivas. Semana tras semana cada fondo familiar puede crecer, guardado allí hasta que aparece una necesidad en la congregación. El dar en nuestra iglesia es usualmente algo directo entre el dador y el receptor, sin intermediarios involucrados (aunque ocasionalmente se recojan ofrendas). De esta forma nosotros damos a misioneros, orfanatos en el extranjero, la iglesia perseguida, los ancianos locales y a los necesitados. En nuestro caso, no tenemos ni cuenta bancaria de la iglesia ni propiedades de la iglesia.

Colectas

Pocas causas en el Nuevo Testamento eran una razón para una colecta de la iglesia corporalmente. Una era para ayudar a otros creyentes en necesidad (He 11:27-30; 24:17; Ro 15:25-28; 1 Co 16:1-4; 2 Co 8:1-15; 9:12). La otra era para sostener a los apóstoles (plantadores de iglesias) en su trabajo (He 15:3; Ro 15:23-24; 1 Co 9:1-14; 16:5-6, 10-11; 2 Co 1:16; Fil 4:14-18; Tito 3:13-14; 3 Jn 5-8).
Cada vez que los creyentes en otros lugares pasaban por dificultades (debido a hambrunas, persecución o lo que fuera), las otras iglesias eran llamadas a prestar ayuda financiera. Evidentemente tales colectas no eran regulares — terminaban una vez que la necesidad era suplida (He 11:27-30; 12:25; 1 Co 16:1-4). Con ese fin nosotros en la iglesia occidental haríamos bien en apoyar a nuestros hermanos en la iglesia china. Las dádivas locales a los pobres eran hechas en secreto y directamente (Mat 6:1-4, 19-21; Ef 4:28). Así mismo, la iglesia mantenía una lista de las viudas locales que cumplían con los requisitos para recibir apoyo (1 Tim 5:3, 9, 16).
La iglesia así mismo estaba obligada a sostener (enviar) apóstoles (plantadores de iglesias). La palabra griega para enviar (propempo) está, en el Nuevo Testamento, asociada con ayudar a alguien en su viaje con alimento o dinero, coordinando para los acompañantes y asuntos del viaje, etc. Significa enviar a un apóstol con todo el sostenimiento material (He 15:3; Ro 15:24; 1 Co 16:6,11; 2 Co 1:16; Tito 3:13; 3 Jn 5-8). El mismo caso se da con la palabra recibir (Fil 2:29; 3 Jn 10). Recibir (darle la bienvenida) a un plantador de iglesias significaba proveerle temporalmente de alojamiento y suplir sus necesidades físicas. A los plantadores de iglesias del Nuevo Testamento se les entregaban sumas indefinidas para hacerlos llegar a sus destinos. Una vez allá, ellos evangelizarían el área, establecerían iglesias, les entrenarían en las bases y seguirían su camino. En su ruta ellos podrían ser recibidos por iglesias ya existentes y ser enviados de nuevo.
1 Corintios 9:1-14 dice que los apóstoles/plantadores de iglesias tienen el derecho de vivir del evangelio. Pablo fue lo suficientemente versátil como para suplir sus propias necesidades cuando no había fondos eclesiales. Otros en la iglesia primitiva que recibían donaciones eran los evangelistas de tiempo completo y los ancianos calificados. Hay una deuda material con todos aquellos que siembran bendiciones espirituales en nuestras vidas.
Es preocupante contrastar los objetivos del dar del Nuevo Testamento con el a donde va frecuentemente hoy en día el dinero del ministerio. Un periódico de Memphis reportó a mediados de los 80 que el complejo de edificaciones de una iglesia Bautista en el centro de la localidad tenía 330,000 pies cuadrados de espacio interior, 1,400 espacios de parqueo, 221 salones de clase y un auditorio con capacidad de 2,700 asistentes. ¡Sus utilidadesmensuales, aun en ese entonces, eran de $25,000.00 dólares! Su órgano estaba avaluado en $800,000 dólares.[2] ¿Cómo fue que Pablo y los demás apóstoles alguna vez pudieron arreglárselas sin esas herramientas ministeriales? No existe alguna justificación en el Nuevo Testamento para semejantes gastos. En cambio, el patrón del Nuevo Testamento es darle a las personas, no a las propiedades.

Diezmar

“La Biblia lo enseña; yo lo creo; diezmar.” Esas son las palabras que canta semanalmente una congregación de una iglesia grande a la que solía asistir. ¡Algunos pastores-maestros han declarado enfáticamente que a menos que el pueblo de Dios diezme, está robando a Dios (Mal 3:8-10)! Una mega-iglesia hace que sus miembros reciten el “Credo del Diezmador.” Ellos repiten, “¡El diezmo es del Señor. En verdad lo aprendimos. En fe lo creemos. En gozo lo damos. El diezmo!”
Claro que la Biblia enseña sobre el diezmo. La misma Ley Mosaica que requiere el diezmo también le enseña al pueblo de Dios a no comer camarones u ostras. La verdadera pregunta es si aquellas leyes del Antiguo Pacto todavía son válidas bajo el Nuevo Pacto. ¿Es la ley de Moisés idéntica a la ley de Cristo?
A manera de contraste, el diezmo del Antiguo Testamento era obligatorio, no voluntario. Su propósito era apoyar financieramente a un gobierno teocrático. Era como los nuestros impuestos del estado. Era parte y paquete de todo el sistema Levítico con sus sacerdotes y el templo (2 Cro 24:6, 9). A diferencia de Israel, la iglesia no está bajo una teocracia, sino bajo gobiernos humanos, seculares. A diferencia de Israel, la iglesia no tiene una clase especial de sacerdotes, sino más bien todos en la iglesia son sacerdotes. A diferencia del Pacto Mosaico, el Nuevo Pacto no tiene templos elaborados para construir y mantener. En cambio, la iglesia se reúne en las casas de sus miembros, y los creyentes en sí mismo (tanto individual- como corporalmente), son el templo de Dios (piedras vivas en un templo espiritual). Así como ya no existe más un templo, no existe más una clase separada de sacerdotes, no hay más teocracia, no hay más una tierra santa, no hay más dietas restrictivas (ostras, camarones), así mismo ya no hay más diezmo. El diezmo nunca es ordenado en el Nuevo Pacto. Ha habido un cambio de la ley (Heb 7:12), la antigua reglamentación ha sido puesta a un lado (Heb 7:18) y el Nuevo Pacto hizo obsoleto al primero (Heb 8:13).
Algunos hermanos aun se sienten obligados a diezmar ya que la práctica del diezmo es realmente anterior al Antiguo Pacto. Por ejemplo, Abraham dio su diezmo a Melquisedec, y ya que el Antiguo Pacto no se había iniciado sino hasta unos cientos de años después de este evento, el diezmo es visto como una práctica regular que trasciende cualquier pacto. Este argumento suena plausible al principio. Sin embargo, una vez que nos damos cuenta, que este fue un evento aislado (y no regular) en la vida de Abraham (lo mismo se puede decir en cuanto al diezmo de Jacob), y que Abraham también ofreció sacrificios de animales y circuncidó a todos los hombres de su casa (ambas cosas consideradas hoy en día por todos los cristianos como prácticas religiosas obsoletas), la fuerza de ese argumento se desvanece. ¡En el mejor de los casos, uno podría concluir que solamente tenemos que diezmar una vez en toda la vida!
La conciencia de otras personas está limitada en base con la afirmación de Jesús de que: “ustedes dan el diezmo de sus especias . . . pero han olvidado los asuntos más importantes de la ley . . . deberían practicar lo posterior, sin olvidar lo anterior” (Mat 23:23). La clave para aplicar correctamente esto está en la palabra ley (Mat 23:23). Jesús estaba hablándoles a los maestros de la ley y a los fariseos – hombres que vivieron antes del inicio del Nuevo Pacto. La ley es la del Pacto Mosaico, no del Nuevo Pacto. Los Israelitas de los tiempos de Jesús debían realmente diezmar (y, además, hacer sacrificios de animales). Nosotros los del Nuevo Pacto no estamos bajo tal requerimiento ya que el primer pacto y su ley han pasado. ¡Viva la ley de Cristo!
Claro que no hay nada malo en diezmar, si eso es lo que Dios le ha guiado a hacer. Como fue mostrado arriba, Abraham y Jacob diezmaron voluntariamente antes de que fuera dada la ley. ¡Ellos sirven como buenos ejemplos a seguir! Sencillamente no se sienta obligado a diezmar. La clave es, que nuestro dar sea acorde a lo que nos hemos propuesto en nuestros corazones dar. ¡¿Acaso murió Jesús en la cruz de manera que demos menos de un 10%?!

Cosechando & Sembrando

Sin discusión alguna el Nuevo Pacto exalta la virtud de la generosidad. En Mateo 6:19-21, Jesús nos enseñó a reunir tesoros en el cielo. En Mateo 19:21, Jesús le dice al joven rico que al dar a los pobres, el podía tener tesoros en el cielo. 1 Timoteo 6:18-19 nos exhorta a ser “generosos y dispuestos a compartir . . . haciendo un tesoro . . . como fundamento firme para la época venidera.” Debemos compartir con otros, “porque en estos sacrificios se agrada Dios” (Heb 13:16). Basado en sus hábitos presentes de dar, ¿cuanto tesoro ha usted establecido en el cielo?
¿Pero cuanto debemos dar? La respuesta depende de cuanto queremos cosechar después, cuanto queremos ser bendecidos y cuanto tesoro queremos en el cielo. La Escritura nos anima a recordar esto: “quien siembra pobremente cosechará pobremente, y cualquiera que siembra generosamente cosechará también generosamente. Cada persona debe dar lo que ha decidido en su corazón dar, no de mala gana o por obligación, porque Dios ama al dador alegre” (2 Co 9:6-7). De acuerdo al Nuevo Pacto, cada uno debe dar “lo que ha decidido en su corazón dar.” ¡Eso es todo lo que dice al respecto! Diezmar, como era requerido por Moisés, no es una práctica del Nuevo Pacto. Dese cuenta que el texto declara que nuestro dar no debe ser “de mala gana u obligados” (2 Co 9:7). Si un maestro le dice que tiene que diezmar, o sino está robando a Dios, ¿no es eso ponerlo a usted bajo obligación? Sin embargo no use su libertad como una excusa para la avaricia y tacañería. Dé generosamente. Dé alegremente. Dé frecuentemente.
Dé lo que sea que se haya propuesto en su corazón dar. Considere que tal vez no sea el mejor uso de nuestros recursos y dádivas el que sean gastados en templos, costos de plomería, paisajismo, muebles costosos estilo trono para que los pastores se sienten en ellos, u órganos de $800,000 dólares. Primeramente, Dios dispuso para su pueblo que diera para ayudar a los necesitados y sostener a los trabajadores de la iglesia (misioneros, plantadores de iglesias, apóstoles, evangelistas, ancianos calificados, etc.). Ore sobre cuánto y a quién debe darle usted.
Preguntas de Discusión
1. ¿Qué grupo de creyentes está mejor capacitado para sostener a ministros y asistir a los pobres, mil creyentes organizados en una sola iglesia tradicional o mil creyentes divididos en 50 iglesias en casa con mayormente líderes bivocacionales? Explique su respuesta.
2. Ya que no existe una edificación para sostener, ningún presupuesto que cubrir y ningún plato de ofrendas que se pasa cada semana, ¿qué se supone que hagan los creyentes de las iglesias en casa con sus diezmos y ofrendas?
3. Solo unas pocas causas ameritaron una colecta por parte de las iglesias en el Nuevo Testamento. ¿Cuáles fueron esas causas?
4. ¿Qué eufemismo está contenido en las palabras que se refieren a enviar o recibir a un trabajador de la iglesia?
5. ¿Qué principios del dar se derivan de 1 Corintios 9:1-14?
6. Evalúe este eslogan, “La Biblia lo enseña, yo lo creo, diezmar.”
7. De acuerdo a Jesús, ¿cómo podemos acumular un tesoro en el cielo (Mat 6:19-21)? Vea también 1 Tim 6:18-19.
8. ¿Qué indica 2 Corintios 9:6-7 sobre cuánto debemos dar?
9. Basado en sus hábitos presentes de dar, ¿cuánto tesoro ha acumulado usted en el cielo?

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