Iglesia el la Casa

viernes, 11 de diciembre de 2015

El Ministerio de los Ancianos

Ya anteriormente se argumentó en este libro que lo ideal es un gobierno de la iglesia por consenso de toda la congregación, y que las iglesias deben ser más dirigidas que gobernadas por los ancianos. Si este es realmente el caso, entonces ¿son realmente necesarios los ancianos en la iglesia? ¿A qué función le sirven?

La ventaja de tener ancianos
Sería un error garrafal concluir que los ancianos no tienen importancia para la vida de una iglesia. Pablo advirtió que "entrarán en medio de ustedes lobos feroces que procurarán acabar con el rebaño." (He 20:29). Algunos lobos crearán división, otros promoverán falsas doctrinas, y otros más practicarán la inmoralidad. Muy frecuentemente, las iglesias en casa que no tienen ancianos calificados caen en un tipo de malestar espiritual. Nadie asume una responsabilidad de liderazgo. No hay un ‘hombre clave’ que ofrezca dirección. Las cosas se dan como caigan. El discipulado es mínimo. En muchos casos, se vuelve un caso de un ciego guiando a otro ciego. La ignorancia comunal en la “enseñanza” se vuelve la norma. Los pecados evidentes son ignorados. No se trata con los problemas sociales. La iglesia se puede volver vulnerable ante los lobos vestidos de ovejas.
Durante la batalla de Midway en la Segunda Guerra Mundial, un solo escuadrón aéreo americano (VT-8), del carguero aéreo Hornet, atacó a la flota japonesa de invasión. Trágicamente, al escuadrón se le ordenó atacar sin contar con una escolta de combate. Así como la carga de la Brigada Light, esto resulto ser un acto suicida. Solo uno de los pilotos sobrevivió. Los ancianos son para la iglesia lo que los aviones americanos de combate habrían sido para los bombarderos: protección. Un ministerio importante que los ancianos ofrecen es la defensa contra de los lobos salvajes. Por ejemplo, los ancianos son hombres que pueden “refutar” a aquellos que se oponen a la sana doctrina (Tito 1:9).
La realidad de la situación es que las iglesias en casas todavía no son la corriente principal en el cristianismo occidental. Como tal, una iglesia en casa puede atraer a cada hereje suelto, rebelde y desadaptado social del país. Sin ancianos dispuestos a pararse en la puerta para interceptar y tratar con tales personas, una iglesia en casa es particularmente vulnerable al abuso, la contienda, frustración y incluso la disolución.
Además de tener que esquivar lobos, los ancianos le sirven al cuerpo en muchas otras maneras. En muchos aspectos, una iglesia sin un anciano es similar a una familia sin un padre. Los ancianos calificados proveen dirección, enseñan, discipulan, ayudan a que la iglesia alcance un consenso, promueven el crecimiento de los santos hacia la madurez, entrenan a futuros líderes, dirigen por medio del ejemplo y guardan la verdad (He 20:25-31, Ef 4:11-13, 1 Tim 1:3, 3:4-5, 5:17, 6:20, 2 Tim 1:13-14, 2:2, 15, 3:16-17, 4:2-4, Tito 1:9, 13, 2:15 y Heb 13:17). Los lideres de la iglesia son hombres de carácter maduro que supervisan, pastorean, enseñan, equipan y coachean[1]. De vez en cuando tendrán llamar a los obstinados a someterse a su liderazgo (Heb 13:17).

Consenso congregacional guiado por ancianos
Un servicio (ministerio) muy importante que proveen los ancianos es el liderazgo. Todos estamos de acuerdo en que el Señor Jesús es la cabeza de la iglesia (Col 1:15-20). Siendo así, la iglesia finalmente es una dictadura (o teocracia) gobernada por Cristo a través de Su Palabra escrita y la influencia del Espíritu Santo (Jn 14:25-27; 16:12-15; He 2:42; Ef 2:19-22; 1 Tim 3:14-15). Una vez que seguimos el cuadro de flujo organizacional hacia abajo de la cabeza, ¿en dónde sigue la línea de autoridad?
Hablándole a los ancianos de la iglesia de Efeso, Pablo dijo: “Tengan cuidado de sí mismos y de todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo los ha puesto como obispos (supervisores) para pastorear la iglesia de Dios, que Él adquirió con Su propia sangre” (20:17, 28). El uso de los términos obispos y pastores ciertamente sugiere una posición de supervisión para los ancianos. Cuando Pablo le escribió a Timoteo acerca de los requisitos para un anciano, él preguntó: “porque el que no sabe gobernar su propia familia, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?” (1 Tim 3:5). Esto nuevamente implica un rol gerencial para los ancianos. Pedro le pidió a los ancianos que “cuiden como pastores el rebaño de Dios que está bajo su cargo, sirviendo como supervisores” (1 Pe. 5:2). Una vez más se presenta a los ancianos en un rol de liderazgo.
1 Timoteo 5:17 se refiere a ancianos que dirigen bien los asuntos de la iglesia. 1 Tesalonicenses 5:12 pide a los hermanos que respeten a aquellos “que los guían y amonestan en el Señor.” Hebreos 13:7 ordena, “acuérdense de sus dirigentes.” Seguido de Hebreos 13:17 que dice, “Obedezcan a sus líderes y sométanse a ellos, pues cuidan de ustedes como quienes tienen que rendir cuentas.” Todo esto indica que tienen que existir líderes humanos en la iglesia. Frecuentemente se hace referencia a estos líderes como ancianos u obispos.
Con respecto a la diferencia entre anciano, supervisos (“obispo” en la mayoría de versiones) y pastor, un examen de Hechos 20:17, 28-30; Tito 1:5-7 y 1 Pedro 5:1-3 mostrará el uso sinónimo de estas palabras. Todas las tres se refieren a la misma persona o ministerio. Cualquier distinción moderna entre ellas es puramente artificial y sin soporte escritural.
Las referencias bíblicas sobre el “gobernar” de los supervisores, tomadas de forma aislada, fácilmente llevan a una visión equivocada de cómo debe operar el gobierno del anciano. Hay más en la ecuación que lo que a primera vista ve el ojo. Considere los pasos para la disciplina en la iglesia de acuerdo con Mateo 18:15-17, ya que se relaciona con un proceso de tomar decisiones en la iglesia (vea también 1 Corintios 5:1-5; Gálatas 6:1). Note que toda la congregación debe estar involucrada en la decisión de ejercer la disciplina. Note también que los líderes no son señalados de manera especial para revisar los casos antes de que éstos se hagan públicos a la congregación, ni tampoco son los encargados de ejecutar por sí mismos la disciplina. Es una decisión congregacional.
Este proceso corporativo también es vislumbrado en Hechos 1:15-26. El apóstol Pedro colocó la carga de encontrar un reemplazo para Judas sobre la iglesia como un todo. En Hechos 6:1-6, los apóstoles se reunieron con toda la “comunidad de discípulos” (6:2) y les pidieron que escogieran administradores para el sistema de cuidado de la iglesia. Estos dos ejemplos apuntan a un involucramiento congregacional.
Pablo escribió a “todos” (1:7) los santos en Roma, y no hizo ninguna mención especial de los ancianos. Las epístolas a los Corintios fueron dirigidas a toda la “iglesia” (1 Co. 1:2, 2 Co. 1:1). Nuevamente vemos que no hubo un énfasis en los obispos. Esto es todavía más destacable cuando se considera que Corintios trata con la disciplina de la iglesia, matrimonio, la Cena del Señor, y las reuniones participativas. El saludo en Gálatas 1:2 se centra en las “iglesias” en Galacia. El mensaje fue primeramente filtrado a través de los líderes. Los “santos en Efeso” fueron los receptores de aquella carta (Ef. 1:1). En Filipenses 1:1 a los santos se les dio igual valor que a los obispos y diáconos, quienes son finalmente mencionados en un saludo. En Colosenses 1:2, el saludo estaba dirigido “a los santos y fieles hermanos en Cristo.” Todo esto implica que los ancianos eran a sí mismos también ovejas. Los ancianos eran un subconjunto de la iglesia como un todo. No había una distinción clero/laico.
Esta falta de énfasis en el liderazgo también es vista en 1 Tesalonicenses 1:1; 2 Tesalonicenses 1:1; Santiago 1:1; 1 Pedro 1:1; 2 Pedro 1:1; 1 Juan 2:1, 7, y Judas 1:1. De hecho, el libro de Hebreos fue escrito a un grupo de creyentes y no fue sino hasta el último capítulo que el autor les pidió que “saluden a todos sus líderes” (13:24). ¡Ni siquiera saludó directamente a los líderes!
Se puede recoger mucho de la manera en que los escritores del Nuevo Testamento apelan directamente a iglesias enteras. Ellos tomaron largos caminos para influenciar a los creyentes ordinarios. Los apóstoles no simplemente gritaron órdenes y dieron mandatos (como lo haría un comandante militar). En cambio, ellos trataban a los otros creyentes como iguales y apelaban directamente a ellos como tales. No hay duda de que los líderes de la iglesia local eran dirigidos de la misma manera. Su autoridad primaria estaba en su habilidad de influenciar con la verdad. El respeto que se les daba fue ganado honestamente. Fue lo opuesto a la autoridad militar en la cual los soldados respetan el rango pero no necesariamente al hombre.
Hebreos 13:7 refleja el hecho de que el estilo de liderazgo empleado por los líderes de la iglesia es primeramente uno de dirección por medio del ejemplo: “Acuérdense de sus dirigentes… Consideren cuál es el resultado de su estilo de vida, e imiten su fe.” Siguiendo la misma línea, 1 Tesalonicenses 5:12-13 revela que los líderes deben de ser respetados, no debido a que automáticamente se infiera una autoridad por rango, sino por el valor de su servicio – “Ténganlos en alta estima, y ámenlos por el trabajo que hacen.” Jesús dijo, “Como ustedes saben, los gobernantes de las naciones oprimen a los súbditos, y los altos oficiales abusan de su autoridad. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor” (Mt. 20:25-28).
La palabra iglesia en el Nuevo Testamento es usada varias veces para referirse a la iglesia universal. La mayoría de referencias, sin embargo, se refieren a las iglesias locales organizadas. Ninguna iglesia organizada debía ser más grande que una congregación única, y ninguna iglesia tiene jurisdicción o autoridad oficial sobre alguna otra iglesia (aunque naturalmente exista una cooperación y asistencia entre iglesias). Es ideal que cada iglesia en casa sea dirigida por su(s) propio(s) anciano(s). Cada anciano es igual en autoridad hacia cualquier otro anciano. No debe haber ningún pastor titular ni obispo que presida sobre una ciudad. La autoridad principal de un líder está basada en su habilidad para persuadir con la verdad. Debe guiar con el ejemplo, no enseñoreándose sobre la iglesia (1 Pe 5:3). La política de la iglesia es por ende un proceso dinámico de interacción, persuasión, y el tiempo correcto entre los pastores y las ovejas.
Los comentarios de Jesús sobre el liderazgo deben ser verdaderamente el punto de inicio y la referencia final en nuestra comprensión de la autoridad del anciano (Luc 22:24-27). El Dr. Hal Miller has observó perspicazmente, “Las inquietantes enseñanzas de Jesús sobre la autoridad entre sus seguidores contrasta con la experiencia de ello con todas las demás sociedades. Los reyes de los Gentiles, decía Él, se enseñorean sobre sus súbditos y hacen que esto aparente ser bueno al llamarse a sí mismos “benefactores.” Ellos ejercitan su poder e intentan (muy o poco exitosamente) hacer que las personas piensen que es por su propio bien. Pero nunca debe ser así en la iglesia. Allí, al contrario, el que lidera es un esclavo y aquel que gobierna es como el menor (Luc 22:24-27). Para que esto no pierda su fuerza, usted debería parar para reflexionar que el menor y los esclavos son precisamente aquellos sin autoridad en nuestro sentido normal de la palabra. Sin embargo, esto es lo que es el liderazgo entre el pueblo de Jesús es.”[2]
Aunque técnicamente eran trabajadores apostólicos, Timoteo y Tito claramente funcionaron como ancianos sustitutos hasta que fueran establecidos hombres locales permanentes. De los ancianos que eran establecidos posteriormente se podía esperar que hicieran el mismo tipo de cosas que estos trabajadores apostólicos temporales habían hecho a nivel local (1 Tim 1:3, 4:11, 5:17, 6:17, Tito 1:12-13, 2:15, 3:10). De esto queda claro que es apropiado para un anciano, al ejercer un liderazgo sirviente, el reprobar, hablar, enseñar y guiar autoritativamente. Un anciano debe “gobernar bien” y “supervisar” a la iglesia, tomando la iniciativa en animar y guardar. Como creyente maduro, su entendimiento en cuanto a lo que se constituye un comportamiento o una doctrina correcta o errada, es más probable que sea correcta. Un anciano naturalmente será frecuentemente de los primeros en detectar y lidiar con problemas. Él debe ser proactivo, no simplemente reactivo. Sin embargo, si aquellos a quienes confronta se rehúsan a escuchar, el recurso final del anciano es el de presentar el asunto a toda la iglesia de acuerdo con el proceso de Mateo 18. Aunque el anciano es crítico en el proceso de consenso, la autoridad, finalmente, sigue quedando en la iglesia corporalmente (consenso congregacional).
Existe un delicado balance a ser alcanzado entre el rol de liderazgo de los ancianos y las responsabilidades de toma de decisión de la congregación. Demasiado hacia un lado y usted tiene un papa. Demasiado hacia el otro lado y usted tiene un barco sin timón. En esencia, ambos argumentos por el liderazgo de los ancianos y por la responsabilidad corporal de toda la iglesia son válidos. Por un lado, usted tiene ancianos liderando con el ejemplo, guiando con enseñanza y moderando la discusión de dar y recibir de la asamblea. Por el otro lado, usted tiene al rebaño. La iglesia corporalmente toma la decisión final, y sin embargo son exhortados a seguir a sus ancianos y a permitirse a sí mismo a ser persuadidos por los argumentos de sus líderes (Heb 13:17). Las palabras de los ancianos tienen peso solo hasta el punto en que las personas se lo den a ellos. Los ancianos merecen honor debido a la posición en la que los colocó Dios (1 Tim 5:17).

El establecimiento de ancianos
¿Cómo deben ser establecidos los ancianos? Todos los obispos en potencia debían cumplir con una larga lista de cualificaciones (1 Tim. 3:1-7; Tito 1:5-9). El que un hombre esté tanto dispuesto como sea capaz de ser un anciano es obviamente la obra del Espíritu Santo (He. 20:28). Una vez que estos prerrequisitos son cumplidos, el candidato a anciano es establecido. En He. 14:23, Pablo y Bernabé fueron quienes aparentemente hicieron la elección, y Tito fue dejado en Creta por Pablo para que estableciera ancianos (Tit 1:5). Como lo observó Nee, “ellos simplemente establecieron como ancianos a aquellos a quienes el Espíritu Santo ya había hecho obispos en la iglesia”.[3]
Después que los apóstoles (misioneros/plantadores de iglesias) establecieron a los ancianos y seguían adelante, hay un silencio virtual con respecto a cómo fueron los ancianos subsecuentes, o debían ser, elegidos. Operando desde el principio de Hechos 1:15-26 & 6:1-6, uno puede concluir que los ancianos subsiguientes fueron elegidos por toda la congregación (siguiendo los requisitos establecidos en 1 Tim. 3:1-7), bajo el liderazgo de los ancianos existentes y bajo el consejo de cualquiera de los ministros itinerantes que hubieran ganado el derecho de ser escuchados por esa congregación local.

El Presbiterio
El patrón del Nuevo Testamento es para cada iglesia en casa que sea dirigida por un cuerpo de hermanos iguales (algunos de los cuales son ancianos), dependiendo los unos de los otros, rindiéndose cuentas los unos a los otros, sometiéndose unos a otros y vivenciando un ministerio mutuo. ¿Se supone que haya un anciano por iglesia, varios ancianos por iglesia o varias iglesias por anciano? De acuerdo a Hechos 14:23, Pablo y Bernabé “nombraron ancianos en cada iglesia.” La evidencia bíblica parece apoyar la pluralidad de ancianos en cada iglesia.
Sin embargo, surge un poco de confusión porque el Nuevo Testamento a veces habla de solo una iglesia en ciertas ciudades. Por ejemplo, menciona Hechos 8:1 a “la iglesia en Jerusalén.” Pablo escribe a “la iglesia de Dios en Corintio” (1 Co 1:2) y a “la iglesia de los Tesalonicenses” (1 Tes 1:1). Jesús le dijo a Juan que escribiera a “la” iglesia en Esmirna, “la” iglesia en Pérgamo, etc. (Apoc 2:1, 8, 12, 18; 3:1, 7, 14). Es posible que estos ejemplos reflejen la doctrina de algo llamado la iglesia de la ciudad. Como bíblicamente solo hay una iglesia universal, así también algunos argumentan que filosóficamente solo hay una iglesia por ciudad. Sin embargo, así como la iglesia universal es una realidad abstracta sin una organización externa, así también el concepto de iglesia de ciudad sería una realidad abstracta, sin una organización del mundo. Un examen del Nuevo Testamento revelará que, aunque todas las iglesias estaban unidas teniendo a Cristo como cabeza, no había una organización eclesial externa que las uniera. Aunque cooperaban voluntariamente, cada iglesia era autónoma. El de ellas era un fuerte lazo interno, una unidad espiritual de vida en el Señor. Aunque eran independientes de un gobierno externo, si eran interdependientes en responsabilidad las unas con las otras (vea 2 Co:8-9). Así, filosóficamente, solo habría una iglesia en Atlanta, una en Londres, otra en Moscú, etc. Así como hay una iglesia universal, hay una iglesia por ciudad. Cada iglesia de ciudad abstracta estaría constituida de muchas iglesias en casa locales, organizadas, autónomas. Si este acercamiento es certero, la pluralidad de ancianos a la que se refieren las Escrituras pondría a flaquear la pluralidad por ciudad, pero no necesariamente en cada iglesia en casa.
¿Sirvió la pluralidad de ancianos a la iglesia de la ciudad como un todo, o sólo a iglesias en casas individuales? Que los ancianos trabajaban juntos, queda claro de Filipenses 1:1; 1 Timoteo 4:14 y Tito 1:5. Pero sería un error concluir que ellos de manera colectiva estaban sobre múltiples iglesias como un tipo de presbiterio gobernante. Ya que la autoridad de cualquier anciano radica primeramente en su habilidad para persuadir con la verdad, y ya que todo respeto que era debido, es ganado mediante la interacción personal, no hay forma alguna de que en todo caso un presbiterio de ancianos pudiera gobernar sobre un grupo de iglesias. Lo ideal es que cada iglesia en casa tenga su(s) propio(s) anciano(s). En aquellas situaciones transitorias en que una iglesia en casa no tiene a alguien calificado para ser un anciano, se puede buscar un liderazgo temporal de un plantador de iglesias respetado, un misionero, un anciano en una iglesia cercana o en un pastor-maestro itinerante (Ef 4:11).

Conclusión
Harvey Bluedorn ofrece este excelente resumen bíblico del ministerio y autoridad de los ancianos:

1. El Estándar del Nuevo Testamento – Así como el patrón de las cosas mostradas a Moisés, estableció los estándares para el tabernáculo (Ex. 25:9, 40; 26:30; 39:42, 43; He. 7:44; Heb. 8:5), y así como el patrón de cosas mostradas a David estableció los estándares para el templo (1 Cro. 28:11-13, 19), así también el patrón de las cosas mostradas en el Nuevo Testamento establece los estándares para la asamblea, el templo de Dios (1 Co. 3:9, 16, 17; 6:19, 20; 2 Co. 6:16; Ef. 2:21, 22; 4:13-16; 1 Ti. 3:15; 1 Pe. 2:5, 9; Ap. 1:6; 3:12; 5:10; 20:6).

2. Líderes Siervos – Los líderes son una necesidad funcional para la asamblea. El Señor Jesús levanta hombres de entre los miembros del cuerpo, y los equipa para que alcancen los requerimientos establecidos. Ellos inevitable emerjan de entre los miembros y se haran evidentes a la asamblea, y la asamblea debe reconocer formalmente el llamado del Señor en aquellos a quienes el Señor ha dotado realmente y ha calificado para que sirvan como guías, maestros y como ejemplos para todo el cuerpo. Tales siervos son llamados ancianos y obispos, o pastores y maestros [Tit. 1.5; Ef. 4.11].

3. Múltiples Ancianos – Un número plural de ancianos emergerá ordinariamente de la membresía de una asamblea [He. 14:23], aunque en una asamblea recién formada puede requerirse de que pase un tiempo antes que el Señor equipe y cualifique completamente a ancianos [Luc. 12:42; 1 Co. 4:2; 1 Tim. 3:6, 10; 5:22; Tito 1:5; Heb. 5:12, 13]. Entre los pastores-ancianos hay quienes de manera especial trabajan en los discursos y en la enseñanza [Ef. 4:11; 1 Tes. 5:12, 13; 1 Tim. 5:17].

4. Decisiones por Acuerdo Total – Las decisiones deben ser tomadas por el acuerdo pleno de la asamblea, representada por los hombres de la asamblea, bajo el la recomendación y el consejo de sus siervos, los ancianos. Presumiblemente, los hombres pueden, por acuerdo total, delegar ciertas decisiones sobre el terreno a alguien, incluyendo a ancianos, pero ellos siempre deben reservarse el derecho de tomar la decisión por sí mismos, o de determinar la política para tales decisiones, y ellos deben requerir de aquellos a quienes delegan decisiones, un informe completo y la rendición de cuentas ante la asamblea.

5. Los ancianos son siervos, no señores – La Palabra de Cristo gobierna por medio de Su Espíritu en medio de Su pueblo, a través de los corazones regenerados y de las mentes renovadas de los miembros de la asamblea, en la medida en que él los lleva a un completo acuerdo mutuo, a un acuerdo unánime o a un consenso. Los ancianos guían por medio de la autoridad moral de un siervo que provee palabra y ejemplo, y que merece respeto por lo que da, no por lo que demanda. Los ancianos no gobiernan como autoridades independientes. Su rol es de consejo y supervisión, y no la autoridad señorial de ordenar exigir. Los ancianos son instrumentos por medio de su liderazgo, de su enseñanza y de su ejemplo, al traer consenso a la asamblea, pero toda la autoridad descansa únicamente en Cristo. Todos los miembros – incluyendo a los ancianos – se someten al Señor primeramente, luego se someten unos a otros en el Señor – incluyendo los miembros ancianos, quienes se someten a otros miembros, incluyendo a otros miembros ancianos. En otras palabras, no hay una cadena de mando – Dios, después Cristo, después los ancianos, y después los miembros – sino solamente una red de sumisión, y los ancianos tienen la mayor carga de sumisión y rendición de cuentas, porque son siervos a toda la asamblea. Solo aquellos que se humillan a sí mismos al nivel de siervos ante el Señor y Su asamblea, pueden llegar a ser levantados a este nivel de rendición de cuentas. Debido a la naturaleza del caso, aquellos que se exaltan a sí mismos a una posición de autoridad por sobre todos los demás, necesariamente se han descalificado a sí mismos para una posición de servicio.

6. Los Santos son Reyes y Sacerdotes – Es una severa violación de la conciencia adulta el tratar a los santos como niños bajo el sobre-señorío de ancianos. El efecto final que tendrá el tratar a los santos como niños, es que, o permanecerán siendo niños en su entendimiento al someterse a esclavitud, o se rebelarán. Los ancianos ejercitan la autoridad apropiada como padres en sus propios hogares, pero su rol en la asamblea no es el de ser padres ni señores sobre hijos y sirvientes, sino el de hermanos ancianos en la fe y siervos humildes ante de los demás.

7. Una Asamblea que Delibera – La asamblea reunida es un cuerpo que delibera. Los hombres en la asamblea son animados a interactuar de manera ordenada con la lectura, la exhortación y la enseñanza en la asamblea, sin importar que forma asuma esa interacción – lectura informativa, consideración bien pensada y discusión de proposiciones de las Escrituras, debate lógico de los diferentes lados de una pregunta, o consulta de asuntos prácticos. Esta no es una reunión parecida a la de los Cuáqueros de “cuando el Espíritu guíe,” ni tampoco es una reunión de amigos estilo familiar de afirmaciones modeladas por las cabezas de familia, ni tampoco es una reunión centrada en la adoración de vivo entretenimiento; sino que es un genuino proceso de aprendizaje de discipulado que edifica y lleva a toda la asamblea a la madurez en Cristo por medio de la interacción de los hombres de la asamblea.

8. Rendición Congregacional e Independiente de Cuentas – Cada congregación constituye su propia comunión y rinde independientemente cuentas delante del Señor, pero todas las congregaciones verdaderas existen dentro del mismo reino espiritual. Ellas dependen del mismo Señor y cooperan entre sí, de acuerdo a como las circunstancias lo permitan y requieran, tanto en el nivel de personas individuales, como en el nivel congregacional. No debe existir ningún celo infame entre hermanos creyentes, ni tampoco entre asambleas hermanas.”

Preguntas de Discusión
1. ¿Por qué se necesitan ancianos en una iglesia? ¿A qué función le sirven?
2. Siguiendo el flujo organizacional de la iglesia hacia abajo desde Cristo la cabeza, ¿hacia dónde va la línea de autoridad?
3. ¿Cuál es la diferencia de énfasis entre las palabras anciano, supervisor (obispo) y pastor?
4. ¿Por qué no se mencionaba a los líderes de la iglesia en los saludos de las epístolas, y frecuentemente ni siquiera eran mencionados o se les escribía en cartas enteras?
5. ¿Qué ejemplos dio Jesús en Lucas 22:24-27 sobre la autoridad que los líderes de iglesia deben tener sobre la iglesia?
6. ¿Por qué no se menciona a ancianos en el proceso de disciplina eclesial de Mateo 18?
7. ¿Cómo deben ser instituidos los ancianos?
8. ¿La pluralidad de ancianos le sirvió a la iglesia de la ciudad como un todo, o solo a las iglesias individuales en casas?
9. ¿Es una iglesia sin un anciano realmente una iglesia?
10. ¿Cuál punto del resumen de Harvey Bluedorn sobre el ministerio de los ancianos le pareció el más interesante?
11. En general, ¿Qué tipo de hombre debe buscar una iglesia para que sea un anciano, basados en 1 Timoteo 3 y Tito 1?
12. ¿Son las cualificaciones para los ancianos primeramente cualificaciones de carácter o de habilidades (1 Tim 3, Tito 1)? Explique.
13. ¿Por qué es importante que un hombre cumpla con los requisitos de 1 Timoteo 3 y Tito 1 para que pueda servir como anciano?

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