Iglesia el la Casa

viernes, 11 de diciembre de 2015

La Cena del Señor – Cena de Preparación para el Banquete de Bodas del Cordero

La comida es un plato al azar, o como decimos bromeando, “un plato providencial.” Todos traen alimento para compartir con todos los demás. Cuando el clima es agradable, toda la comida se coloca afuera sobre largas mesas plegables. Una vasija llena de hielo está al lado de la mesa de bebidas. Los niños corren locamente alrededor. Están divirtiéndose tanto, que deben ser rodeados por sus padres y motivados a comer. Después de orar dando gracias, las personas forman una línea para servirse, mientras hablan, ríen y llenan sus platos de comida. En medio de toda la comida yace un molde de pan junto a una jarra grande conteniendo el fruto de la uva. Cada creyente participa del pan y del jugo/vino mientras van avanzando en la línea.
Los niños más pequeños son animados a sentarse para comer en la mesa. (¡Ellos si que pueden ser un caos!). Las sillas para los adultos (aunque no hay suficientes para todos) son agrupadas en círculos y ocupadas principalmente por las mujeres, quienes comen mientras hablan de la escuela en casa, la educación de los niños, de costura, de un evento social de iglesia, la nueva iglesia que esperamos empezar, etc. La mayoría de los varones permanecen de pie para comer, procurando equilibrar sus platos por encima de sus tazas, reunidos en pequeños grupos y resolviendo los problemas del mundo o reflexionando sobre algún tema teológico interesante. La atmósfera es similar a la de un banquete de bodas. Es un gran tiempo de comunión, ánimo, edificación, amistad, cuidado, ponerse al día, orar, exhortar y madurar. ¿El motivo del evento? En caso de que no lo reconociera, esta la Cena del Señor, ¡al estilo del Nuevo Testamento!
Aunque le parezca extraño a la iglesia contemporánea, la iglesia del primer siglo disfrutaba de la Cena del Señor como de un banquete que presagiaba la Cena de Bodas del Cordero. No fue sino hasta después de finalizada la era del Nuevo Testamento, que la Cena del Señor fue alterada de su forma pura original. ¿Si está en realidad fue la práctica de la iglesia primitiva, no deberíamos seguir su ejemplo?
Su forma y enfoque: Una fiesta & el futuro
La primera Cena del Señor también es llamada la Última Cena, porque fue la última comida que Jesús compartió con Sus discípulos antes de Su crucifixión. La ocasión para la cena era la Pascua. En esta fiesta de Pascua, Jesús y Sus discípulos se reclinaron ante una mesa que debía estar repleta de comida (Ex. 12, Dt. 16). La tradición judía nos dice que esta comida típicamente duraba horas. Durante el transcurso de la cena, (“mientras comían,” Mt. 26:26), Jesús tomó un molde de pan y lo comparó con Su cuerpo. Ya antes había alzado una copa e hizo que todos bebieran de ella. Más tarde, “después de la cena” (Luc. 22:20), Jesús volvió a tomar la copa y la comparó con Su sangre, la cual pronto sería derramada por nuestros pecados. Así tenemos que el pan y el vino de la Cena del Señor fueron introducidos en el contexto de una cena completa, específicamente, la Pascua.
¿Podrían de alguna manera haber concluido los Doce, que la recién instituida Cena del Señor no debía ser una verdadera comida? O, ¿de manera natural la habrían asumido como una fiesta, similar a la Pascua?
De acuerdo a un erudito del griego, “la Pascua celebraba dos eventos, la liberación de Egipto y la esperada venida de la liberación Mesiánica.”[1] Poco después de esa Última Cena, Jesús se convirtió en el último Cordero de Pascua sacrificado, sufriendo en la cruz para liberar a Su pueblo de sus pecados. Jesús fuertemente anheló comer esa última Pascua con Sus discípulos, diciendo que “no la volvería a comer de nuevo, hasta que se cumpla en el Reino de Dios” (Luc. 22:16). Note que Jesús miraba hacia adelante a un tiempo cuando Él pudiera comer la Pascua de nuevo en el Reino de Dios. Muchos creen que el “cumplimiento” (Luc. 22:16) de esto fue descrito después por Juan en Apocalipsis 19:7-9. Allí, Juan escribe de un ángel que declara, “¡Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero!” De esa manera, la Ultima Cena, así como todas las Cenas del Señor apuntan hacia un cumplimiento en la cena de bodas del Cordero. ¿Qué mejor manera de simbolizar un banquete que con un banquete? Celebrar la Cena del Señor semanalmente como una comida completa y de comunión, es como la cena de ensayo antes de una boda. Nada más y nada menos que una autoridad como laEnciclopedia Británica declaró que “el Cristianismo primitivo considero esta institución como un mandato… aprendiendo a conocer, aún en este tiempo presente, el gozo del banquete celestial que estaba por venir en el reino de Dios… el pasado, el presente y el futuro se juntaban en la Eucaristía.”[2]
Aquella noche lo que particularmente prevalecía en la mente de nuestro Señor era su futuro banquete de bodas. Jesús lo mencionó primeramente al comienzo de la fiesta de Pascua (“… nunca más volveré a comerla hasta que se cumpla en el reino de Dios,” Luc. 22:16). Lo mencionó nuevamente mientras pasaba la copa diciendo, “… no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga” (Luc. 22:18). Luego, después de la cena, nuevamente se refirió al banquete diciendo, “Yo, pues, os asigno un reino… para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino…” (Luc. 22:29-30). R.P. Martin, Profesor de Nuevo Testamento en el Seminario Teológico Fuller, escribió que existen “matices escatológicos” de la Cena del Señor “con una mirada futura hacia el advenimiento en gloria.”[3]
Mientras que el arte cristiano occidental tradicionalmente ha asociado el cielo con nubes y arpas, los judíos del primer siglo pensaban en el cielo como un tiempo de festejo a la mesa del Mesías. Esta idea de comer y beber a la mesa del Mesías era una imagen común en el pensamiento judío durante el primer siglo. Por ejemplo, un líder judío le dijo a Jesús en una oportunidad, “Bienaventurado el que coma pan en la fiesta en el reino de Dios” (Luc. 14:15, itálica del traductor). Jesús mismo dijo “que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán a la mesa (o fiesta)con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos” (Mat. 8:11, en el español se traduce mesa, pero se refiere a la fiesta – comentario e itálica del traductor). Esta imagen del cielo de comer en la presencia de Dios puede haberse desarrollado de la experiencia del Sinaí. Los ancianos de Israel subieron con Moisés a la cima de la montaña, en donde “ellos vieron a Dios, y comieron y bebieron” (Ex. 24:11). Significativamente, Moisés anotó que “Dios no extendió su mano contra estos príncipes de los hijos de Israel.”
Esta comida, que está asociada con la venida del reino de Cristo, puede también estar reflejada en la oración modelo sugerida por Jesús en Lucas 11. Refiriéndose al reino, Jesús nos enseñó a orar, “venga tu reino” (11:2, BdLA). El pedido inmediatamente siguiente es “danos hoy el pan nuestro de cada día” (11:3, BdLA). Sin embargo, el griego subyacente en Luc. 11:3 es difícil de traducir. Literalmente, se lee algo parecido a, “nuestro pan perteneciente al día venidero, dánoslo hoy.” Así la nota marginal de la BdLA dice “pan para el día venidero.” Relacionando ambos, el 11:2 y el 11:3, Jesús bien podría haber estado enseñándonos a pedir que el pan del banquete Mesiánico venidero nos sea dado hoy. Eso es, “que venga tu reino - ¡que la fiesta empiece hoy! Atanasio lo explicó como “el pan para el mundo que vendrá.”[4]
Obviamente, llegaron cambios mayores con la transición del Antiguo al Nuevo Pacto, y de la Fiesta de Pascua y la Cena del Señor. La Pascua era un evento anual. La Cena del Señor se celebraba semanalmente. Las regulaciones de la Pascua requerían de un cordero y hierbas amargas. Ninguno de esos requerimientos alimenticios estaban atados a la Cena del Señor – de hecho, ¡el Señor Jesús es nuestro Cordero de Pascua! Jesús adicionó el fruto del vino como una parte esencial de la Cena. Moisés no dijo nada acerca del vino para la Pascua. Sin embargo, muy poco de lo que Jesús tenía que decir sobre tales cambios fundamentales está escrito en los evangelios. Fue dejado a Sus apóstoles el explicar más profundamente y modelar las enseñanzas de Jesús, y esto lo hicieron en las epístolas. Los escritos de los apóstoles son en esencia comentarios a las enseñanzas de Jesús así como se encuentran en las recopilaciones de los Evangelios. Entre los cambios de la Pascua a la Cena del Señor, algunos podrían argumentar que Jesús oralmente instruyó a los apóstoles a que pusieran a un lado la comida, manteniendo solo un pequeño sorbo y una migaja de pan. Ya que Jesús dijo, que no comería de ella hasta su futura consumación, ¿no podría argumentarse que la iglesia debería también esperar al regreso de Jesús antes de comerla de nuevo? La respuesta a esto se encuentra en la subsecuente práctica y las enseñanzas de los apóstoles.
El tratado más extenso de la Cena del Señor se encuentra en los capítulos 10 y 11 de 1. Corintios. Las profundas divisiones de los creyentes Corintios dieron como resultado que sus reuniones para la Cena del Señor causaran más daño que bien (11:17-18). Ellos estaban participando de la Cena de una “manera indigna” (11:27). Los más ricos entre ellos, posiblemente no queriendo comer con las clases sociales más bajas, evidentemente venían bien temprano a las reuniones y se quedaban en ellas por tanto tiempo, que algunos de ellos acababan borrachos. Para empeorar las cosas, para el tiempo en que llegaban los creyentes de la clase trabajadora, retrasados posiblemente por las restricciones del empleo, toda la comida ya había sido consumida. Los pobres regresaban a sus hogares con hambre (11:21-22). Algunos de los Corintios fallaban en reconocer la Cena como una comida sagrada, de pacto (11:23-32). (Los creyentes chinos hoy en día todavía la llaman la “Santa Cena”). Es la señal del Nuevo Pacto.
Los abusos eran tan serios, que lo que se supone debía ser la Cena del Señor, en cambio se había convertido en su propia cena (11:21, BdLA). Si el objetivo primario era simplemente comer su propia comida, eso se hubiera resuelto con una cena privada en casa. Por eso Pablo preguntó, “¿No tenéis casas para comer y beber?” Su egoísmo pecaminoso traicionó de manera absoluta la esencia misma de lo que se trataba la Cena del Señor.
Por las características de su abuso, es evidente que la iglesia de Corintio participaba regularmente de la Cena del Señor como una comida completa. En contraste, muy pocas personas hoy en día asistirían alguna vez a un típico culto de la Cena del Señor esperando satisfacer su hambre física. Ni sería posible que se emborracharan por beber una copa de vino del tamaño de un dedal. Tenga en cuenta que Pablo escribió a la iglesia en Corintio unos veinte años después de que Jesús tornó su Última Cena en nuestra Cena del Señor. Así como la Última Cena fue una comida completa, así mismo los Corintios entendían la Cena del Señor como una comida completa. ¿De dónde habrían sacado la idea de celebrar la Cena del Señor como un banquete verdadero si no de los apóstoles mismos?
Algunos han sugerido que Jesús, los apóstoles y la iglesia primitiva de hecho celebraron la Cena del Señor como una comida completa, pero que los abusos en Corintio llevaron a Pablo a ponerle fin a ella. Por ejemplo, el comentario original encontrado en la Biblia de Génova de 1599 afirma, “Los apóstoles pensaron bien en eliminar las fiestas de amor, por causa de su abuso, aunque habían sido por mucho tiempo y por mandato usadas en las iglesias, y fueron instituidas y definidas por los apóstoles.”[5] Ante esto nos preguntamos, ¿puede un apóstol de manera arbitraria eliminar algo que fue establecido por el Señor mismo y practicado por todos los demás apóstoles e iglesias? ¿De hecho, lo hubiera hecho aún si pudiera?
La solución inspirada al abuso de los Corintios de la Cena, no era que la iglesia cesara de comerla como comida completa. En cambio Pablo escribe, “cuando se reúnan para comer, espérense unos a otros.” Solamente aquellos tan hambrientos o indisciplinados o egoístas que no podían esperar a los demás, son instruidos a “comer en casa” (1. Cor. 11:34). C.K. Barrett advirtió, “Por encima esto parece implicar que el comer y beber ordinario, de no culto, debe suceder en casa… Pero el punto de Pablo es que, si los ricos desean comer y beber por su cuenta, disfrutando mejores alimentos que los de sus hermanos pobres, lo deberían entonces hacer en casa, si no podían esperar por los otros (versículo 33); si ellos debían satisfacerse al exceso, por lo menos podían mantener la comida común de la iglesia libre de prácticas que solamente pueden traer descrédito sobre ella… Pablo sencillamente quiere decir, que aquellos que están tan hambrientos que no pueden esperar a sus hermanos, debían satisfacer su hambre antes de dejar sus casas, de manera que la decencia y el orden prevalecieran en la asamblea.”[6]
Adicionalmente, la palabra detrás de “cena” (1 Cor. 11:20), deipnon, fundamentalmente significa “cena, la comida principal hacia la noche, un banquete.” Podría decirse que nunca se refiere a nada menos que a una comida completa, como por ejemplo a un aperitivo o bocaditos. ¿Qué tan probable es que los autores del Nuevo Testamento usaran deipnon para referirse a la “Cena” del Señor, si no se suponía que fuera una verdadera comida? La Cena del Señor tiene numerosos aspectos futuros adheridos a ella. Como comida completa, anticipaba la fiesta del reino venidero, la cena de bodas del Cordero.
La opinión de la mayoría de eruditos de la Biblia pesa claramente sobre la conclusión de que la Cena del Señor era originalmente tomada como una comida completa. Por ejemplo, el erudito británico del Nuevo Testamento, Donald Guthrie, afirmó que el apóstol Pablo “definió la Cena del Señor en el contexto de la comida comunal.”[7]
Gordon Fee, profesor emérito del Regent College, resaltó que “era un fenómeno casi universal el de las comidas a manera de culto como parte de la adoración en la antigüedad” y “además el hecho de que en la iglesia primitiva la Cena del Señor era mayormente consumida como, o en conjunción con, una comida de esas”. Fee más adelante apunta que, “desde sus comienzos la Última Cena no era para los cristianos una Pascua Cristiana anual, sino una comida repetida regularmente en ‘honor al Señor’, de ahí el término la Cena delSeñor.”[8]
G. W. Grogan, director del Instituto de Entrenamiento Bíblico en Glasgow, escribiendo para el New Bible Dictionary, observó que, “el recuento de San Pablo (en 1 Corintios 11:17-37) sobre la administración de la Eucaristía, la muestra introducida en el contexto de una comida de comunión… La separación de la comida o Ágape de la Eucaristía está por fuera de los tiempos del Nuevo Testamento.”[9]
En su comentario a 1. de Corintios, C. K. Barrett hizo la observación que “la Cena del Señor era todavía en Corintios una comida ordinaria, a la cual se le habían agregado actos de significado simbólico, más que una comida puramente simbólica.”[10]
Willinston Walker, profesor de historia eclesial en Yale, apuntó que “los servicios se realizaban los domingos, y probablemente en otros días. Estos consistían desde los tiempos de los apóstoles de dos tipos: reuniones para la lectura de las Escrituras, predicación, canto y oración; y una comida común en la tarde que estaba unida a la Cena del Señor.”[11]
El Dr. John Gooch, editor en la Casa de Publicaciones Metodista Unida en Nashville, Tennessee, escribió, “en el primer siglo, la Cena del Señor no solo incluía el pan y la copa, sino una comida entera.”[12]
J. J. Pelikan, destacado profesor de estudios religiosos en Yale, concluyó, “frecuentemente, si no siempre, era celebrada en el contexto de una comida común.”[13]
Sus funciones: 1) Recordarle a Jesús
El compartir del pan y de la copa como una parte integral de la comida servía originalmente a varias funciones importantes. Una de las cuales era recordarle a Jesús Su promesa de regresar. Recordarle a Dios Sus promesas de pacto es un concepto profundo de las Escrituras. En el pacto que Dios hizo con Noé, El prometió nunca volver a destruir la tierra por medio de un diluvio, simbolizado por el arco iris. De hecho esa señal está diseñada para recordarnos la promesa de Dios, pero Dios también declaró, “cada vez que aparezca el arco iris entre las nubes, yo lo veré y me acordaré del pacto que establecí para siempre con todos los seres vivientes que hay sobre la tierra” (Gén. 9:16, itálicas del autor).
Más adelante en la historia de la redención, como parte de Su pacto con Abraham, Dios prometió liberar a los israelitas de su esclavitud venidera en Egipto. De acuerdo con esto, en el tiempo señalado, “oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, con Isaac y con Jacob. Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció Dios” (Ex. 2:24-25, itálicas del autor).
Durante el cautiverio babilónico, Ezequiel registra que Dios prometió a Jerusalén “antes yo tendré memoria de mi pacto que concerté contigo” (Ez. 16:60, itálicas del autor).
La Cena del Señor es la señal del nuevo pacto. Cuando Jesús tomó la copa dijo, “esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mt. 26:28). Como con cualquier otra señal de pacto, es para servir como un recordatorio de las promesas del pacto. Es así que Jesús dijo que debemos participar del pan “en memoria de mí” (Luc. 22:19). La traducción de la palabra griega para “memoria”, anamnesis, significa “recordatorio.” Traducido literalmente, Jesús dijo, “hagan esto como mi recordatorio.”
La pregunta frente a nosotros es si este recordatorio debe ser principalmente para beneficio de Jesús o para el nuestro. El teólogo alemán, Joachim Jeremias, entendió que Jesús usó anamnesis en el sentido de un recordatorio para Dios, “la Cena del Señor por lo tanto sería una oración promulgada.”[14] En The Eucharistic Words of Jesus [Las Palabras Eucarísticas de Jesús], se argumenta que el griego que se refiere a la palabra “hasta” (1 Cor. 11:26, achri hou) no es simplemente una referencia temporal, sino que funciona como un tipo de cláusula final. Esto significa, que la función de la comida es un recordatorio constante a Dios para traer la segunda venida de Cristo (parusía).[15]
Las palabras “de mí” en Lucas 22:19 son traducidas de la sola palabra griega, emou, que gramaticalmente denota posesión (sugiriendo que el recordatorio realmente le pertenece a Jesús). Más que un simple pronombre personal, se trata de un pronombre posesivo. Por ende, la iglesia debe tomar parte del pan de la Cena del Señor, específicamente para recordarle a Jesús Su promesa de regresar y comer la Cena otra vez con nosotros en persona (Luc. 22:16, 18). Entendido bajo esta luz, está diseñada para ser como una oración pidiéndole a Jesús su regreso (“Venga tu reino,” Luc. 11:2). Así como el arco iris le recuerda a Dios su pacto con Noé, así como el gemido le recordó a Dios de su pacto con Abraham, así también el tomar parte del pan de la Cena del Señor, estaba diseñado para recordarle a Jesús Su promesa de regresar.
En 1. Cor. 11:26, Pablo confirma esta idea al declarar que la iglesia, al comer la Cena del Señor, de hecho estaba “anunciando la muerte del Señor hasta que El venga.” ¿A quien le proclamamos Su muerte, y por qué? Claramente la proclamamos al Señor mismo, como un recordatorio para El de Su venida. Es relevante que el griego detrás de “hasta” es achri hou. En la manera en que es usado acá, gramaticalmente puede denotar una meta u objetivo.[16] De acuerdo con el uso en el español, yo puedo decir que uso un paraguas “hasta” que deje de llover, denotando simplemente un espacio de tiempo. (Usar el paraguas no tiene nada que ver con hacer que deje de llover). Sin embargo, esta no es la forma como el griego detrás de “hasta” es usado en 1 Cor. 11:26. En cambio, ¡Pablo estaba instruyendo a la iglesia a participar del pan y de la copa como un medio de proclamar la muerte del Señor (como un recordatorio) con la meta de (“hasta”) persuadir a Jesús de que regrese! Así, al proclamar Su muerte por medio del pan y la copa, la Cena esperaba y anticipaba Su regreso.
Este concepto de buscar persuadir al Señor a regresar no es diferente a la súplica de los mártires de Apocalipsis 6, quienes clamaron, “¿hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?” (Ap. 6:10). Y ¿qué era lo que Pedro tenía en mente cuando escribió que sus lectores debían esperar el día de Dios y “apresurar su venida” (2 Pedro 3:12)? Si era inútil buscar persuadir a Jesús a que regrese, entonces ¿por qué Jesús nos instruyó a orar, “venga Tu reino, hágase Tu voluntad”? (Mat. 6:10). Es interesante que los primeros creyentes (en Didache x. 6) usaban maran atha (“Nuestro Señor venga”) como una oración en conexión con la Cena del Señor, “un contexto a la vez eucarístico como escatológico.”[17] En cuanto al uso de la palabra maranata en 1. Cor. 16:22, el Dr. R.P. Martin escribe, “Maranata en 1. Cor. 16:22 bien puede ser puesto en un contexto eucarístico, de manera que la conclusión de la carta termina con la invocación ‘¡Nuestro Señor venga!’, y prepara la escena para la celebración de la comida después de que la carta ha sido leída a la congregación.”[18]
Sus funciones: 2) Crear unidad
Todo este énfasis en la Cena como una comida completa no es para decir que debemos tirar por la borda el pan y la copa, que representan el cuerpo y la sangre de nuestro Señor. Por el contrario, estos permanecen como parte vital de la Cena (1 Cor. 11:23-26). El pan y el vino sirven como representaciones del cuerpo y la sangre de nuestro Señor. Su muerte propiciatoria en la cruz es el fundamento mismo de la Cena del Señor.
Así como la forma de la Cena del Señor es importante (una comida completa de comunión que prefiguraba el banquete de bodas del Cordero), así también la forma del pan y de la copa es importante. Se hace mención en la Escritura de la copa de gratitud (singular) y de unsolo pan: “Puesto que el pan es uno, nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan” (1 Cor. 10:16-17). Ese único pan no sólo representa nuestra unidad en Cristo, sino que de acuerdo con 1 Cor. 10:17 ¡incluso crea unidad! Notemos cuidadosamente las palabras del texto inspirado. “Puesto qué” el pan es uno, por eso somos un cuerpo; “pues” todos participamos de aquel mismo molde de pan (1 Cor. 10:17). Participar de una pila de galletas o pedazos de pan partidos y de múltiples copas de jugo, es una imagen de desunión, división e individualidad. Como mínimo, pierde por completo la imagen de unidad. Un erudito escribió que la Cena del Señor “tenía como intención de ser medio para cuidar la unidad de la iglesia…”[19]
Algunos en Corintio eran culpables de participar de la Cena del Señor de “manera indigna” (1. Cor. 11:27). Los ricos rehusaban comer la Cena con los pobres. Por ende, los ricos llegaban al lugar de reunión tan temprano, que cuando los pobres llegaban allí más tarde, algunos de los ricos estaban ya borrachos y toda la comida se había acabado. Los pobres se iban hambrientos a sus casas. Esta vergonzosa división de clases destruía la esencia misma de la unidad que la Cena del Señor estaba diseñada a lograr. Los abusos de los Corintios eran tan malos, que había dejado de ser la Cena del Señor y en cambio se había convertido en “su” propia cena (1. Cor. 11:21, BdLA). Esta falla de los ricos de reconocer el cuerpo del Señor en sus hermanos más pobres, resultó en juicio divino: muchos de ellos estaban enfermos, y algunos de ellos incluso habían muerto (1. Cor. 11:27-32). ¿La solución de Pablo a estas reuniones dañinas? “Así que, hermanos míos, cuando os reunáis para comer, esperaos unos a otros” (1. Cor. 11:33). Cualquiera que estuviera tan hambriento que no pudiera esperar, era instruido a “comer en su casa” (1. Cor. 11:34). Parte de las razones de por qué los Corintios no estaban en unidad, era precisamente porque fallaban en comer la Cena del Señor juntos, como una comida en sí, centrada alrededor de una copa y un molde de pan.
Sus funciones: 3) Comunión
Al hablarle a la iglesia en Laodicea, nuestro Señor ya resucitado, ofreció entrar y cenar (deipneo) con todo aquel que oye Su voz y abre la puerta; un cuadro de compañerismo y comunión (Ap. 3:20). La idea que la comunión y la aceptación es personificada al comer juntos, no solo se deriva de la cultura hebrea en los días de Jesús, sino también de las primeras Escrituras hebreas. Éxodo 18:12 revela que Jetro, Moisés, Aarón y todos los ancianos de Israel vinieron a comer pan en la presencia de Dios. Más cena divina ocurrió al cerrarse el pacto del Sinaí, cuando Moisés, Aarón, Nadab, Abiú y los setenta ancianos de Israel subieron al Monte Sinaí donde “vieron a Dios, y comieron y bebieron” (Ex. 24:9-11). Es significativo que “Dios no extendió Su mano sobre los líderes” (Ex. 24:11a). Ellos fueron aceptados por El, como se evidencia en la santa comida que ellos tuvieron en Su presencia.
Este tema de “festejo de comunión” es continuado en el libro de Hechos, donde aprendemos que la iglesia primitiva se entregó a sí misma a “la comunión en el partimiento del pan” (2:42, traducción literal). En muchas versiones del inglés, en Hechos 2:42, hay una “y” entre “enseñanza” y “comunión,” y entre “pan” y “oración,” pero no entre “comunión” y “pan.” En el griego, las palabras “comunión” y “partimiento del pan” están entrelazadas como actividades simultáneas. Ellos tenían comunión unos con otros al partir juntos el pan. Más adelante Lucas nos informa que este comer era hecho con “alegría y sencillez de corazón” (2:46). ¿Suena motivante, no es así?
Muchos comentarios asocian la frase “partiendo el pan”, a lo largo del libro de Hechos, con la Cena del Señor. Esto es porque Lucas, quien escribió Hechos, registró en su evangelio que Jesús tomó el pan y “lo partió” en la última cena (Luc. 22:19). Si esta conclusión es acertada, entonces la iglesia primitiva disfrutó la Cena del Señor como un tiempo de comunión y felicidad, tal como alguien lo haría en una fiesta de bodas. También fue la opinión de F.F. Bruce que en Hechos 2, la comunión que se disfrutaba se expresaba prácticamente en el partimiento del pan. Bruce sostiene más adelante que la expresión “partimiento del pan” denota “algo más que la participación ordinaria de comer juntos: está sin duda indicada la observancia regular de la Cena del Señor… esta observancia aparenta haber formado parte de una comida ordinaria.”[20]
En contraste, muchas iglesias modernas participan de la Cena del Señor más con una atmósfera de funeral. Un órgano suavemente toca música para reflexionar. Todas las cabezas están inclinadas, los ojos cerrados, mientras las personas en silencio y haciendo introspección revisan sus almas por pecados no confesados. La copa y el molde de pan son colocados aparte en una mesa pequeña, cubiertos con un mantel blanco, casi como un cuerpo lo estaría durante un funeral. Los diáconos, todos sombríos, como portadores del féretro, van pasando los elementos. ¿Está esto realmente ateniéndose a la tradición de los apóstoles con respecto a la Cena? Recuerde que fue la maneraindigna la que criticó Pablo (1. Cor. 11:27), no las personas indignas. Esa manera indigna consistía en borracheras en la mesa del Señor, en no comer juntos, y en los pobres yéndose a sus casas hambrientos y humillados. De hecho, cada persona debe examinarse a sí mismo antes de arribar para la comida, para estar seguro de no ser culpable del mismo gran pecado del que los Corintios eran culpables: fallar en reconocer el cuerpo de Cristo en sus compañeros creyentes (1. Cor. 11.28-29). Una vez que cada uno de nosotros se ha juzgado a sí mismo, podemos llegar a la comida sin temor de juicio y disfrutar la comunión de la Cena del Señor como se supone que un verdadero banquete de bodas sea.
Su frecuencia: Semanalmente
¿Con qué frecuencia participaba la iglesia del Nuevo Testamento de la Cena? Los primeros creyentes comían la Cena del Señor semanalmente, y era el propósito principal para su reunión juntos cada Día del Señor. Otra vez, citando la Enciclopedia Británica, la Cena del Señor es “el rito central de la adoración cristiana” y “ha sido un componente indispensable del servicio cristiano desde los primeros días de la iglesia”[21]
La primera evidencia de esto es gramatical. El término técnico, “Día del Señor” es de una frase única en el griego, kuriakon hemeran, que literalmente se lee, “el día perteneciente al Señor.” Las palabras “perteneciente al Señor” provienen de kuriakos, lo cual ocurre en el Nuevo Testamento sólo en Apocalipsis 1:10 y en 1 Corintios 11:20, donde Pablo lo usa para referirse a la “Cena del Señor” o la “Cena perteneciente al Señor” (kuriakon deipnon). No debemos perder de vista la conexión entre estos dos usos. Si el propósito de la reunión semanal en la iglesia es para observar la Cena del Señor, solo tiene sentido que esta cena perteneciente al Señor sea comida en el díaperteneciente al Señor (el primer día de la semana). Así la revelación de Juan (Ap. 1:10) evidentemente ocurre en el primer día de la semana, el día en que Jesús resucitó de entre los muertos y el día en el cual la iglesia primitiva se reunía para comer la Cena perteneciente al Señor. La resurrección, el día y la cena van juntas como en un solo paquete.
Segundo, la única razón dada en el Nuevo Testamento sobre el propósito regular de una reunión de iglesia es comer la Cena del Señor. En Hechos 20:7, Lucas nos informa que, “el primer día de la semana nos reunimos para partir el pan.” Las palabras “para partir el pan” en Hechos 20:7 muestran lo que es conocido como un infinitivo télico. Denota un propósito u objetivo. ¡Su reunión era para comer!
En 1 Corintios 11:17-22 encontramos otra parte en donde el Nuevo Testamento muestra el propósito para una reunión de iglesia. Sus “reuniones” (11:17) estaban haciendo más daño que bien porque cuando se “reunían como iglesia” (11:18a) había divisiones profundas. Por lo cual Pablo escribe, que “cuando os reunís, esto ya no es comer la Cena del Señor” (11:20). Partiendo de esto es obvio que la razón primordial de sus reuniones de iglesia era para comer la Cena del Señor. Tristemente, sus abusos en la Cena eran tan tremendos que había dejado de ser la Cena del Señor, aunque oficialmente ellos se reunían cada semana para celebrar la Cena.
La tercera y última ubicación de una referencia en cuanto al propósito para una asamblea se encuentra en 1 Corintios 11:33, “cuando os reunís a comer, esperaos unos a otros.” Como antes, muestra que la razón por la cual se reunían, era para “comer.” Para que esto no parezca estar haciendo una montaña de la nada, debemos darnos cuenta que en las Escrituras no hay ninguna otra razón dada como el propósito de una reunión de iglesia regular semanal.
La comunión y el ánimo que cada miembro disfruta en ese tipo de reunión son tremendos. Es el equivalente cristiano de la cantina de barrio. Es la verdadera comida feliz u hora feliz. Es un tiempo que Dios usa para crear unidad en un cuerpo de creyentes. Este aspecto de la reunión de iglesia no debe ser apresurado o reemplazado. Ciertamente es apropiado tener también una “fase estilo 1 Corintios 14” en la reunión (un tiempo interactivo de enseñanza, adoración, canto, testimonio, oraciones, etc.), pero no a costa de la Cena semanal del Señor.
Consideraciones prácticas
Hoy en día, practicar la Cena del Señor como una comida completa, puede ser un medio para bendecir grandemente a la iglesia. Aquí están algunas consideraciones prácticas concernientes a su implementación.
Actitud: Asegúrese que la iglesia entiende que la Cena del Señor es el propósito principal para las reuniones semanales. No es ni opcional ni secundario a algún tipo de “culto de adoración”. Aún si todo lo que la iglesia hace un domingo específico es celebrar la Cena del Señor, ha cumplido con una de sus razones principales para reunirse esa semana.
Comida: Haga todo lo posible para que la comida sea una que sea compartida y con el propósito de comer lo que sea que es traído. Esto hace que la administración de la comida sea mucho más fácil. ¡Confíe en la soberanía de Dios! Sobre-planear la comida puede quitarle mucho de la diversión y convertirlo en una carga. Lo único que debe ser planeado por anticipado es quién trae el pan y el fruto de la uva. (En nuestra iglesia, la familia anfitriona de la reunión, es la que siempre provee estas cosas.)
Dar: Ya que celebrar la cena es un patrón neo-testamentario y algo importante para la vida de una iglesia que funciona apropiadamente, el dinero y tiempo gastado por las familias individuales en la comida traída, es realmente una parte de su dar al Señor. En lugar de semanalmente echar una ofrenda en un plato, vaya a la tienda y compre los mejores víveres que pueda. ¡Tráigalos a la Cena como una ofrenda sacrificial!
Limpieza: Para facilitar la limpieza, usted querrá considerar el uso de platos y cubiertos desechables, además de servilletas de papel. Además, ya que algunas personas a veces descuidadamente tiran sus cubiertos junto con el resto a la basura, ¡es mejor que sea un tenedor de plástico que uno de metal! Para ayudar a evitar derrames, la familia anfitriona provee de individuales de mimbre, los cuales pueden ser usados nuevamente y por lo general no necesitan ser lavados.
Logística: En épocas de calor tal vez sea apropiado comer al aire libre. Los derrames de comida y bebida son inevitables, y la limpieza es mucho más sencilla. Una larga mesa plegable puede ser colocada donde sea necesario y guardada después de la reunión. En épocas de frío, cuando sea necesario comer adentro, considere cubrir con plástico y tela todo mueble tapizado. Ya que los niños son los que más desastre causan, reserve todo lugar disponible en la mesa para ellos, ¡e insista en que los usen!
Una Copa y un Molde de Pan: Algunos han descubierto que tomar la copa y el pan antes de la cena lo separa tanto de la misma, que se vuelve un acto separado. Es como si la Cena del Señor fuera la copa y el pan, y todo lo demás simplemente el almuerzo. Para superar esta falsa dicotomía, trate de colocar la copa y el pan en la mesa, con el resto de la comida de la Cena del Señor. La copa y el pan pueden ser destacados antes de la reunión y mencionados en la oración antes de la comida, pero luego colóquelos en la mesa junto con el resto del buffet. De esta manera, los creyentes pueden participar de la misma al avanzar en la línea.
¿Debe ser el pan sin levadura y el fruto del vino alcohólico? Los judíos comían pan sin levadura en la cena de Pascua para simbolizar la rapidez mediante la cual Dios los sacó de Egipto. Jesús usó pan sin levadura en la Ultima Cena original. Sin embargo, no se dice nada en el Nuevo Testamento acerca de las iglesias gentiles usando pan sin levadura en la Cena del Señor. Aunque algunas veces en el Nuevo Testamento la levadura es asociada con lo malo (1 Cor. 5:6-8), ¡también es usada para representar el reino de Dios (Mat. 13:33)! Como lo vemos nosotros, este es un asunto de libertad. Con relación al vino, en 1 Corintios 11 es claro que el vino fue usado en la Cena del Señor, porque algunos se habían emborrachado. Sin embargo, en las Escrituras no se da una razón teológica clara para usar vino (pero considere Gén. 27:28, Isa. 25:6-9 y Rom. 14:21). Tal como con el pan sin levadura, parece ser un asunto de libertad para que cada iglesia decida.
No creyentes: ¿Se les debería permitir a los no creyentes participar de la Cena del Señor? La Cena del Señor, como una comida sagrada de pacto, solo tiene significado para los creyentes. Para los no creyentes, es tan solo comida para el estómago. Se deduce de 1 Corintios 14:23-25 que ocasionalmente los no creyentes asisten a las reuniones de iglesia. Los no creyentes también sienten hambre como los creyentes, así que invítelos a comer también. ¡Ámelos hacia Jesús! El peligro de tomar la Cena del Señor de una manera indigna solo aplica a los creyentes (1 Cor. 11:27-32).
Con relación a la copa y el pan, si un niño no creyente desea beber el jugo de uva simplemente porque le gusta el jugo de uva, está bien. Sin embargo, si los padres se lo dan a propósito a un niño no creyente como parte de un acto religioso, entonces eso puede ser una violación de lo que debe ser la Cena del Señor. Estaría tan cerca del error del bautismo infantil.
Clero ordenado: Algunos creen que solo un clérigo ordenado puede oficiar en la mesa del Señor. El Nuevo Testamento no establece tal requerimiento.
Conclusión
Ahora que la forma de la Cena del Señor en el Nuevo Testamento ha sido debidamente establecida, la siguiente pregunta que enfrentan los creyentes de hoy es con respecto a la intención de nuestro Señor para las iglesias modernas. ¿Desea Jesús que Su pueblo celebre la Cena del Señor en la misma forma que fue comida en el Nuevo Testamento? ¿O le es indiferente a él? ¿Tenemos la libertad de desviarnos de la forma original de la Cena como verdadero banquete? Pensamos que no. ¿Por qué alguien querría desviarse de la forma en que Cristo y Sus apóstoles practicaron la Cena del Señor? Los apóstoles claramente se agradaban cuando las iglesias mantenían sus tradiciones (1 Cor. 11:2) e incluso les ordenaban que las siguieran (2 Tes. 2:15). No tenemos autorización para desviarnos de ellas.
Hay un consenso general dentro de los círculos de eruditos de todas las denominaciones con respecto al hecho de que la iglesia primitiva celebraba la Cena del Señor como una comida completa. La controversia se levanta al hacer el llamado a regresar al ejemplo del Nuevo Testamento. La iglesia de la historia se ha desviado en algunos puntos y por un tiempo de los patrones neo-testamentarios. Por ejemplo, por cerca de un milenio, el bautismo de creyentes por inmersión esencialmente ni se escuchaba en el cristianismo. Sin embargo, desde el tiempo de la Reforma, esta tradición apostólica, descuidada por mucho tiempo, ha ido tomando de nuevo raíz y se practica ampliamente ahora. Similarmente, las iglesias carismáticas y pentecostales dirían que muchos de los dones del Espíritu fueron descuidados por cerca de dos mil años, hasta el avivamiento de la calle Azusa. Sentimos que la iglesia está perdiéndose de una tremenda bendición al descuidar la práctica de la iglesia primitiva en relación a la Cena del Señor.
Resumiendo, la Cena del Señor es el propósito principal por el cual la iglesia se debe reunir cada Día del Señor. Tomada como una comida completa, la Cena tipifica el banquete de bodas del Cordero y eso mirando hacia el futuro. Es para ser tomada como una fiesta, en una atmósfera matrimonial gozosa, en lugar de una atmósfera funeral sombría. Un beneficio mayor de la Cena como banquete es la comunión y el ánimo que cada miembro experimenta. Dentro del contexto de esta comida completa, debe haber una copa y un pan del cual todos participan. Se debe usar un solo molde completo de pan, no solo para simbolizar la unidad de un cuerpo de creyentes, sino también porque Dios lo va a usar para crear unidad dentro del cuerpo de creyentes. También son símbolos del cuerpo y la sangre de Cristo, y sirven para recordarle a Jesús de Su promesa de regresar y participar de la comida otra vez con su iglesia. Amén. ¡Ven pronto, Señor Jesús!
- Steve Atkerson
Apéndice: Al final del libro hay un artículo práctico - ¿Cuántos vendrán a la Cena? Sugerencias prácticas para ofrecer la Cena del Señor.
Preguntas de discusión
1. ¿Cuáles son algunos ejemplos del Antiguo Testamento de Dios recordando sus promesas de pacto? ¿Cómo puede impactar esto nuestra comprensión del aspecto de “recordación” de la Cena del Señor (Luc. 22.19)?
2. ¿Qué evidencia escritural hay de que los judíos del primer siglo veían el cielo como un tiempo de festejo en la presencia del Mesías?
3. Jesús dijo que la Cena del Señor tendría su cumplimiento en el reino de Dios (Luc. 22:19) ¿Cómo y cuándo tendrá lugar el cumplimiento de esto?
4. La Última Cena sucedió en el contexto de la fiesta de Pascua. ¿Habrían de alguna manera los doce apóstoles deducido que las futuras Cenas del Señor no debían ser también fiestas? Explique.
5. ¿Cuál es el consenso de los eruditos sobre cómo celebraba la iglesia primitiva la Cena del Señor? ¿Por qué este consenso tiene importancia?
6. Si Hechos 2:42-47 se refiere a la Cena del Señor, ¿cómo describiría usted el ambiente de estas comidas? ¿Por qué?
7. ¿Cuál es la única razón dada en algún momento en el Nuevo Testamento sobre por qué la iglesia primitiva se reunía cada Día del Señor?
8. ¿Qué razón teológica fue dada por Pablo para usar un solo molde de pan en la Cena del Señor?
9. En 1 Corintios 11:17-22, ¿qué indica que la Cena del Señor se comía como una comida completa?
10. ¿Cuál fue la solución bíblica ante el abuso de los Corintios de la Cena del Señor?
11. ¿Por qué la palabra “hasta” en 1 Corintios 11:26 indica propósito y no solamente duración?
12. ¿Cuál “manera indigna” hizo culpables a algunos en Corintio de pecar contra el cuerpo y la sangre del Señor (1. Cor. 11:27)? ¿Cómo nos afecta esto hoy?
13. ¿Qué evidencia hay con respecto a la frecuencia con la cual la iglesia primitiva comía la Cena del Señor?
14. ¿Cuál era la forma original de la Cena del Señor (simple ritual o comida completa)? Explique.
15. ¿Era el enfoque original de la Cena del Señor con vista hacia el pasado o hacia el futuro? ¿De qué manera?
16. ¿Cuáles eran las funciones originales de la Cena del Señor?
17. Ya que Jesús dijo que Él no comería de ella nuevamente hasta su futura consumación, ¿no se podría argumentar que la iglesia también debería esperar a que Jesús regrese antes de comerla de nuevo? ¿Por qué?
18. ¿Cómo se puede celebrar la Cena del Señor como un banquete de bodas, cuando se hace una amenaza de muerte (1 Cor. 11) y 1 Corintios 10 habla de comer con los demonios (¡todavía más temeroso!)?
19. ¿Cómo pueden ser integrados la copa y el pan dentro de la comida, de manera que no sean vistos como aparte del resto de la fiesta?
20. ¿Qué postura debe tener la práctica de la iglesia primitiva en el cómo celebra la iglesia contemporánea la Cena del Señor?
21. ¿Qué bendiciones se pierde una iglesia al no celebrar la Cena del Señor como una santa comida completa?

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